Anocheciendo

Esperanza no es sonsera,
esperanza, es que a veces
se encuentra lo que no suele abundar.

Mientras espero el colectivo,
recordándote los ojos,
me salió dulce este poema de mirar la vida.

Las cruces en lo alto de la iglesia
parecen herejes de querer besar la tarde que se reclina.
Reina un ambiente fresco,
mientras la tarde muere.
Un gorrión pasa escapando al vuelo como diciendo:
“Yo no soy,
yo no fuí,
el culpabe del incendio de purísimo color
que es el poniente.”

Las estrellas hechiceras
dan puntadas al costado desnudo aún del día
que se se retuerce sobre el río en retirada.

Ciudad,
tendrás sombra y poco sueño,
tendrás todo lo que pides.
Tendrás todo,
pero mañana,
dice el Sol a los techos al despedirse.

También yo te lo digo en este poema,
y esta misma noche, si lo quieres.
Tendrás todo,
si lo que pides
es que te bese la piel desnuda de tan buena.




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Colectivo: ómnibus urbano.

 

Mañana también saldrá el Sol
descontando otro día
a los muchos o pocos que queden.
Por eso y nada más
no deberíamos culpar
al gorrión
del purísimo color que es el poniente.

Un abrazo Poeta.