Visitando un pueblito marroquí (Octavas reales)

Cimborrio turquesa y oro corona
al gran recinto sagrado, resuena
la voz que a la oración llama y entona
los salmos de una fe que me es ajena.
Percibo que mi traje desentona
con la turba vestida de agarena.
Ceñidas las cabezas con turbantes,
veladas las mujeres vergonzantes.

El zoco con olores de los fritos,
mantas llenas de frutos olorosos,
los perfumes mezclados con los gritos
asaltan mis sentidos dolorosos.
Por el medio cargados los burritos
vigilados por mozos recelosos.
Y fuera de este centro de locura
la calma y ese sol que me fulgura.​

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Aún quedan muchos de estos pueblos que parecen dormidos en el tiempo,
los días de mercado son motivo de gran festejo.

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Eso intento, amiga Greta, absorber lo que encuentro a mi alrededor y relatarlo en forma poética ya que en prosa soy una nulidad.

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Creo que está bastante bien logrado, gracias...:::banana:::

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Aquí somos todos turistas, aves de paso...

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Celebro que hayan sido de tu agrado...:::banana:::

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¿Es cierto que allá fuiste en viaje de bodas? Pues seguro reconocerías el ambiente...:::banana:::

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Cada lugar tiene sus costumbres pero si se fija uno bien el zoco, los mercaditos, los tianguis, tienen mucho en común, aglomeración, gritos, olores,colores, buscavidas...etc. ya que los humanos sin distinción de razas ni religiones tienen las mismas necesidades de intercambiar productos para subsistir y/o enriquecerse.

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Me alegra saber que le ha gustado mi relato de ese pueblo que aprte sus costumbres religiosas es igual a casi todos los pueblos del mundo.

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Vale, la próxima te llevo a comer un buen cuzcuz mientras suenan las chirimías, luego podremos ir al cafetín y ver una danza del vientre mientra tomamos los tres tes con azucar de pilón.

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