Ya esto no tiene sentido

Voy a confesarlo: me gustas

Me gustas porque si sonries,
el cielo se abre
y entonces creo que Dios existe.

Y me gustas porque es suave
la forma de tus ojos,
el sol y la luna,
lejanos y eternos,
y yo quisiera vivir en ellos.

Y me gustas porque tu piel
es un anochecer,
casi una noche,
que no necesita de estrellas,
ni de la calma del mar,
ni del sonido del viento
para ser perfecta.

Me gustas porque tu pelo ondula
como una canción
que no quisiera dejar de escuchar.

Y porque si lo oliera,
olería a crepúsculo,
a arcoiris,
al jardín del edén, a diamantes,
a ángeles volando entre auroras boreales,
olería a rosas y jazmines,
a algún perfume que resuma
toda esta prosa en solo un olor,
olería al color azul y al color turquesa,
al sonido de un arpegio heleno,
y olería, seguro,
al preciso momento
en que mi corazón brincó de alegría
la primera vez que me enamoré.

Olería al cielo y a la tierra,
y su olor le diría a mi vida,
en un grito liberador,
si la vida es bella.

 

Me gusto esta poesia.