Crónica de un día...

Ya el amanecer podría contarnos como somos,
como mejor despertamos.
La madrugada nos podría decir,
que lado preferimos de la cama,
como se escucha las noches con nuestro amor.

Al amanecer le faltaría nuestro sueño no dormido,
por tanto amor desprendido,
por el murmullo de nuestro cobijo,
por cada poro concebido.

Al medio día le pasarían las horas sin prisa,
por tener nuevamente tu sonrisa,
por querer almorzar con tu boca,
por ser tu voz la que me provoca.

Ya la tarde sería más detallada tal vez,
por el beso esperado, por tu voz a mi comida,
por el tic-tac del reloj que nos dice que aún es de día,
que nos advierte que falta todavía.

Y la noche, que tal si la obviamos en explicar,
sin detallar lo que pueda pasar,
lo que pueda suceder
y mejor la disfrutamos para podernos otra vez conocer.