AdicciÓn

Largas son mis madrugadas,
Pues en esas horas veladas
Por el sueño y por el ansia
De no poder conciliarlo,
Hace días que no duermo.

Pues al cerrar yo mis ojos
Me encuentro con esa mirada
Que desde hace tiempo me mira
Desde dentro de mi alma.
Me aterran sus negras pupilas
Y su iris de color plata,
El cristalino tan blanco
Y la fóvea colorada.
Esos ojos que me miran,
Y nunca me dicen nada,
Me siguen donde me muevo
Y se fijan en mi cara,
Que termino apartando
Para zafar su mirada.

Y esas manos que cerradas,
Que con el puño apretado,
Se levantan y me dicen
Que estoy ya sentenciado,
Que no me resta ya mucho,
Que viene pronto la parca
A llevarme al otro mundo
Y quedarse con mi alma.
Haciendo un gesto en el cuello
Con el pulgar en su garganta,
Me recuerda el corte profundo
Del segar de la guadaña.

Esos dientes cuasi albos,
Que no tienen ni una mácula,
Transparentes como vidrios
Y afilados como dagas,
Con un brillo azulado
Que los hace sobrehumanos,
Se abren y cierran furiosos
Fingiendo dar dentelladas
A mi rostro o a mi cuello
A mis piernas o mis palmas.

En el gesto de su cara,
De tantas arrugas surcada,
Tan enjuta, tan horrible
Y de humanidad tan descargada
Que horroriza con mirarla,
Es de burla y de sarcasmo
Y sigue prometiendo algo
Que tiene que ver con mi muerte,
Con una agonía elongada,
De un transcurrir muy largo;
Una de esas suertes
Que son peores que malas.

Y sus brazos y sus piernas
Y la ropa ensangrentada,
Hacen que pierda el sentido
Sólo con rememorarlas.

Hoy le mantuve la mirada,
Mi pupila en la suya clavada
Y entonces vi su secreto,
Vi lo que así me aterraba:
En el centro de su ojo,
Con unas letras muy blancas,
en “Palatino linotype”,
Sobre aquel fondo tan rojo,
Veo al fin qué escrito hay
Veo el mensaje de amenaza
Veo escrito “Lucki Straik”
E It´s toasted que lo subraya
Como diciendo, caray
Que es de buena calidad
Está tostado, es guay.
Y leo debajo el mensaje
Fumar puede provocar cáncer.
Y veo una calavera cortada,
clavada en una estaca
Que refleja el fin del trance
De quien sostiene su mirada.

Entonces ya lo comprendo,
Entiendo aquella presencia
Que me amenaza de muerte
Que augura mi pronta ausencia
De este mundo terreno,
Y que me grita y me declama
Que será una muerte lenta,
Que será una muerte en la cama,
Pero tras de sufrir tal tiempo
Con la vida tan truncada
Que desearía estar muerto
Cada una de mis mañanas
Ese mensaje tan serio
Ese mensaje del alma
Tengo que tomar a pecho
Y dejar de dar caladas
A ese cilindro terrible
A esa humareda que mata
A esa nicotina horrible
Al alquitran e incluso nata
Que de contienen todos ellos
Para la adicción hacer innata
Como un fiero sentimiento
Desde la primera calada.

He de intentarlo con fuerza.
He de poner mucha fe.
Mas mi fe no está madura
Pues no soporta el estrés
De dejar la cortadura
Y sus humos retener.
No me planteo un café
Sin un cigarro en la mano,
O incluso sean dos o tres
Si charlo muy animado

Espero en prontas fechas
Poder escribir lo contrario
Pues al tipo de mis sueños
Se lo voy a poner bien claro:
Voy a dejar este vicio
Voy a crecer en mi fe
Voy a creerme a mi mismo
Capaz de vivir sin él,
Sin ese puto tabaco,
Que tan tan dañino es
Al que tengo tanto asco,

 

Tremendo dialogo que produce el dañino cigarro… Y la muerte, simplemente un interlocutor para el fumador. Un placer leerte.

 

Gracias por tu comentario.
La muerte es una buena medida para dejar de fumar, la más definitiva. También ayuda a controlar el nivel de colesterol de la forma más férrea.
Pero voy a intentar controlar ambos de otra forma menos luctuosa.
Un abrazo

 

Una larga reflexión bien fundada... es un palcer descubrir tus versos, poeta.

Big saludos!

 

Gracias Big, me gusta que te haya gustado, gracias por el apelativo, no sé si merecido y gracias por la bienvenida. En fin Big, gracias. Nos seguimos leyendo.
Un abrazo

 

Hoy va a ser el día. No sé si seré capaz, espero conseguirlo.
Un saludo