Sebastián

He conocido una vez
A alguien que con una sonrisa
Alivie el dolor y arda
Como una tarde de sol sin brisa

Que llorando cree tres ríos
Que van creando mi mar
Su respiro es luna
Que me lleva a suspirar

Sumido en pensamientos
Y un misterio sin fin
Como un caballero sin destino
Con su caballo fue a morir

Atrapado en su locura
Prisionero de su mente y corazón
Con un defecto que carcome
Y complementa su perfección

Debe separar los sentimientos de la razón
Aprender a querer sin preguntas
Dominar la creación

Dejar a un lado en realismo
Inundarse de ilusión
Llenarse con cenizas de sueños
Perdidos en el tiempo
Quemados vivos gritando, por ayuda y comprensión

Escribe esto una pluma
Resignada a obedecer al autor
Que dejando a un lado su mente
Esta controlado por la ilusión

De que un día se cumpla un deseo
Donde no hay nada que ver
Un mundo donde todo es perfecto
Y todo puede suceder

Donde muy pocos están vivos
Mas muchos pueden respirar
Donde los ojos son ciegos
Y la boca no puede hablar

Cada uno es distinto e igual los demás
Estamos unidos y separados, si mas
Muy poco queda de esto
Y la demencia que ves
Aquí escrita con tinta
Solo eso es

Locuras que salen de pronto
Y se posan sobre papel
Para decir que no estoy loca
Pues se que enloquecí
Por perseguir un sueño
Por buscarte a ti

Y con esto ya concluyo
Y lo digo en mi cordura
Que vivir feliz es vivir con locura.


‘Dedicado a Sebastián Veintimilla, la persona que me ha llevado a la locura’

Ma. Carla Luna K.

 

Qué viva la locura!

Buen poema. Saludos,