Mil palabras valen más que una imágen

Mil palabras valen más que una imagen

Autor: Edgardo Gómez

Cuando frío estaba el día, día frío de verdad,
no era un frío pasajero que vagaba en la ciudad,
era un hielo perverso que rompía la soledad,
estar solo era un privilegio que solía disfrutar.

Una ventisca de hielo eterno en mis huesos se sentó,
encontró el lugar adecuado y la puerta sola se abrió.
¿La puerta sola se abrió? De que puerta estoy hablando,
Si en la calle vivo solo, en una caja de papel blando.

El agua virgen, congelada, conservaba su juventud,
que por los poros se me escapaba hace años en plenitud,
los vellos se erizaban, escarcha divina que trae dolor
un blanco inmaculado me servía de cobertor.

Siempre pasaban en vano, nadie preguntó mi historia,
un grupo de jóvenes fotografiaron mi trayectoria,
de la casa a la calle, la calle que ahora es casa,
pero nadie supo mi historia, nadie supo mi historia.

Pasaban sin mirar los días, pasaban con rigor los años,
el frío se ha quedado en mis huesos, el sol se escondió en el antaño.
Los jóvenes no han regresado, nunca preguntaron mi historia,
mi casa ya no es papel blando, mi casa es la calle Victoria.

El frío invitaba al viento, la puerta ya estaba abierta,
ambos jugaban conmigo, como si fuera una persona sociable,
no disfrutaba la soledad, ahora jugaban conmigo,
quizás han de invitar más, una tercera que me lleve consigo.

Seguían pasando en vano, no miraban mi casa,
la pisaban, tiraban basura, nunca preguntaron mi historia,
el frío se estaba aburriendo y ya no jugaban conmigo,
me reprochaban por ser viejo y ser poco asertivo.

El viento se hizo uno, el frío compartió con el,
y entre los dos derribaron mi casa de papel.
Solo quedaba la calle, y de nuevo la soledad,
pues empezaba a disfrutarla cuando la tercera decidió llegar.

Volvían a pasar en vano, no preguntaron mi historia,
pero pronto la han de saber, el indigente de calle Victoria.
La tercera no venía a jugar, la tercera venía de viaje,
era más ruda que el frío y que el viento, aunque vestían similares trajes.

Los jóvenes fotografiaron mi historia, aunque nunca me preguntaron,
pero algunos la leyeron, los que leyeron el diario.
Vi una foto de mi historia, perfectamente tomada,
pero las palabras no eran mías, mi historia no estaba contada.

No encontré en el obituario mi nombre, era yo quien pasaba en vano,
encontré mi foto en el periódico, mi casa y la tercera a mi lado.
Los jóvenes fotografiaron mi historia, pero escribieron un cuento,
quizás fue culpa del frio, quizás fue culpa del viento.

Este poema no es unaobra maestra, sin embargo he querido compartirla en este sitio, específicamente por la relación realidad-literatura que este posee. Pues está basado en una experiencia de vida de otra persona, que creo se merece que su historia sea contada, y que mejorque con un poema.
Saludos a todos.

 

Pasé a leer porque me llamó la atención el título. Porque yo conozco la frase al revés:"una imagen vale más que mil palabras".Aquí las palabras no llegan a mil y las imágenes de este poema no dicen má que mil palabras. Más está bueno...no muy bueno...bueno.Un abrazo.

 

Gracias Puchopoet por comentar.
Probablemente las palabras no llegan a mil , de eso se trata. La historia nunca contada. Y tienes razón, la frase es "una imágen vale más que mil palabras", pero la modifiqué para darle sentido al poema.

Saludos.