Fuego eres para mÍ

Cavilando estoy en la lúgubre noche
frente a la fogata que ardiente
impele al aire sus reproches
de sentirse morir
contemplada por el silente
que, adormecido, la mira
mientras a su vera se sienta
y allí postrado, sin tener prisa,
de vez en cuando alimenta
sus llamas con una tea.
Hoguera imprescindible
pues sin su fuego nada sería
ni la mitad de increíble
ni yo soñaría con serlo.
Fuego de lo divino
lo terreno y lo humano.
Fuego de la verdad,
fuego que quema la mano
fuego de aquel que la da
no precisamente como hermano.
Fuego de la mentira
fuego que a mi me quema
fuego si tu boca respira
aires de otros poemas
que no son mis poesías.
Fuego que purifica,
fuego las circunstancias.
Fuego que acidifica
los suelos bajo sus llamas.
Ese fuego son tus ojos
y tu boca y tus andares.
Pues fuego a mí me resultas
Y de mentiras y verdades
me purifican tus besos,
mientras cuido que las llamas
de la fogata que es amarte
no dejen de ser enormes
como lenguas de gigantes
que de amor dicen palabras
sin las que yo ya no soy nadie.

Antonio

 

Ardientes versos,bellisima forma de explicarlo, espero que ese llama nunca se pague y que siempre el amor esté latente,sobre todo hay que cuidarlo,muy lindo antonio González te felicito, un beso y un abrazo hasta badajoz, bueno si me equivoco corrígeme. bye.

ciel

 

Gracias Ciel
Siempre estás ahí, te lo agradezco profundamente. Y, además, veo que me has leído y que lo has hecho a conciencia. Verás, lo de Badajoz realmente fue una pequeña licencia que me permití por lo bien que cuadraba en aquel poema de la cárcel de mi alma, de donde sin duda has recordado el dato, pero sin embargo, no, no soy de allí. Soy madrileño de toda la vida, aunque mis ascendentes, a decir verdad, no son de lejos de Badajoz.
Muchas gracias por tus palabras, Ciel.
Un beso

 

Antoño, mis felicitaciones por tan lindo poema y ademas de estrellas te dejo un saludo cordial.

 

Sigue atizando el fuego de tus letras. Una bella fogata has encendido. Saludos y abrazos:::hug:::

 

Gracias Ariel por ese saludo y por esas estrellas de fuego que me concedes.
Un saludo