Ernesto.

Camino mirando a media luz,
las rodillas de hombres y mujeres que se dibujan
como un par de recién nacidos muertos.
Hay tantas formas en este mundo,
que pueden ser , integrar parte de la realidad
o simplemente de la frenética fantasía de escapar.

Estuve mirando a esos perros con afán,
me preguntaba ¿a donde van?
¿quien les espera?
me sentí sin fortuna por que a mi nadie me espera.

Puedo pasar así el tiempo,
caminando con ojos extraviados,
buscando tus sentidos.
Puedo seguir mirando pies y pasos.
Puedo sentarme a esperar tu ausencia
esperar … y esperar.

Lo más terrible de estar aquí
ante la noche y el mundo,
es saber que no llegaras.
Sentir que te debo esperar,
que contigo me traes a mi,
que contigo vengo yo a mi,
me reencuentro conmigo.

Se descuenta el tiempo de mis horas
pienso en la contradicción de la renovación de mis células
cada vez que nazco en mi ,
me hago mas vieja, me voy muriendo.
Siempre pienso en mi muerte cuando te espero.

Pienso si realmente importa ir al encuentro
a mi encuentro con la franca sinceridad
de saber que dándote todo lo que de mi era
nunca llegaste.
Ahora soy un resto de algún tiempo,
una mentira bien contada,
un mito que tiene mil nombres.

Vine a encontrarme contigo y conmigo
me que sin ti,
me quede sin la sombra espesa que traes de mi.​

 

Elocuente tristeza que del alma nutre con su tinta espesa a la pluma, me llegaron estos versos, poeta.
Un beso, todas las estrellas y un abrazo para ti,:::hug:::

 

Muy buen poema!
Morir sabiendo, que se espera algo, o a alguien...
que a uno a pesar que va andando nadie lo espera,
negarse a al proceso de renovación de las células
y sentir esto: que no hay vida como la había antes...

Encantado con este poema, te felicito!
Un gusto enorme leerte...

Roberto Teniente.

 

Triste testimonio amiga, un placer de pasar por aquí y conocer tus letras.
Saludos desde el Perú.

 

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