Bello canto

En la casa donde vivo, hay
un espacio donde curiosamente
no hay flores, incipientes
arbolitos solamente,
sí la vida me da largas, probaré
sus frutos.

Cuando el sol pega en sus ramas;
día con día, escucho el canto
de un clarinero: Plumaje oscuro,
pico largo, ojitos cafés, patitas
cortas.

Cuando me ve, pega un chiflido
de buenos días, enseguida canta
su melodía, tan bello como poema,
luego se aleja, no sé a donde.

Un segundo dura su lindo trino,
se va volando con el viento bajo
[I]sus alas.[/I]

[COLOR=purple][I]Siempre he pensado: nada se [/I][/COLOR]
[SIZE=5][COLOR=purple][I]extingue, sólo se pierde de vista,[/I][/COLOR][/SIZE]
[FONT=Calibri][SIZE=5][COLOR=purple][I]o, de oído, como en este caso.[/I][/COLOR][/SIZE]
[SIZE=5][/SIZE]
[FONT=Calibri][SIZE=5][COLOR=purple][I]Quizás sea un tono más, en ese coro[/I][/COLOR][/SIZE]
[FONT=Calibri][SIZE=5][COLOR=purple][I]de voces, en el reino de los clarineros[/I][/COLOR][/SIZE]
[FONT=Calibri][SIZE=5][COLOR=purple][I]dando gracias a la vida.[/I][/COLOR][/SIZE][/FONT][/FONT][/FONT][/FONT]

 

Nada se extingue, solo se pierde de vista...escelente. Un gran poema. Un abrazo

 

Grata sorpresa, Antonio Javier Fuentes, con tu amable comentario, coincidente en que nada desaparece, en algun rincón del mundo estará presente. Saludos afectuosos con mi agradecimiento por tu visita a éstas letras, que dejan de ser mías, si no de cuantos las lean.