el gran engaño

no lo queria creer,
ella no podia ser,
tomando un chocolate
en el fondo del café.

no estaba sola,
estaba con un hombre,
lo ví ahí sentado
haciendola reír
¡tecnica que me robó a mi!

mi hermano
si, a él lo ví,
al que le enseñe a caminar,
muerde mi orgullo
como a un trozo de pan.

sentado con mi hermano
y yo mezclando
el odio con el dolor
que me causaron los dos.

Dios salve su cara
pues a mi hermano se la rompo
Dios salve su corazón
ya que ella a mi me lo ha roto.

¡cual traidora!
¡cual ladrón!
y lo peor es que mañana
con una sonrisa en la cara
tendré que ver a los dos.

 

Dejando de lado la ausencia de tildes y de algunas mayúsculas necesarias has construido un agradable poema: un arranque de celos.
Placer pasar.
Un abrazo.