paseando (olor amado)

Esta es la fuente donde yo solía
contemplar la belleza de mi bella
Lucinda, y ése el verde prado donde ella
su frente de su amada flor ceñía.

Aquí la besé yo cuando salía
la luz reluciente de una y otra estrella.
Más allá me besó y tras aquella
encina se escondió y yo la veía.

En la cueva de ese monte aromado
me cogió la mano, ciñó mi frente
de guirnalda de hiedra y de flores tiernas.

Y prado y encina y cueva y monte y fuente
me desparraman hoy olor amado,
dando por ese bien gracias eternas.

 

Beneplácito sincero leer tan bello poema. Mi sincera admiración.

Saludos cordiales.

 

Magnífico poema. Te estrello

 

Bonito poema, poeta...como siempre
Un beso,
Rosario

 

Amigo, que romántico y bello poema. Que alegre resulta su lectura, línea tras línea llenas de cadenciosa ternura. Muy bello de verdad. Gracias por compartirlo y te envío estrellas.