Teléfono (69)

Suena el teléfono...
corro apresuradamente
a contestar,
sólo para oír
a la Soledad reirse
de mí;
cuelgo con el corazón
agitado entre mis
sentimientos;
no alcanzo a
comprender el
porqué se burla
de mi tan despiadadamente.

Con la ansiedad
devorando lentamente
el tiempo que espero
tu llamada,
recorro uno a uno
los recuerdos que
tengo escritos
en la nostalgia
del ayer,
revivo cada instante
de tu dulce compañia,
de tu linda amistad.

Suena nuevamente
el teléfono...
tengo miedo a
contestar,
no quisiera oir
a la Soledad
burlándose de mi;
con cierta
desconfianza contesto,
y un silencio
abrumador es lo
que oigo,
no es el suave
timbre de tu voz,
es un vacío
nostálgico que
repira apresuradamente.

Vuelvo a colgar,
y en instante
que dura en
secarse una lágrima
suena por
tercera vez el teléfono,
esta vez la
tristeza sella mis
labios y sólo mi
respiración agitada
se oye;
al otro lado
oigo la suavidad
de tu voz,
pero ahora
soy yo
quien deja que
la Soledad
se burle de ti;

por que quizás
me parece irreal
tu voz y
no alcanzo a creer
que me estés
hablando;
me rehuso a
contestar, queriendo
que el olvido
se lleve
tu recuerdo...

 

A veces huir no es la solución dicen quienes no han pasado por la angustia de amar un recuerdo y sufren en la espera de una voz que les devuelva la paz del alma, por ahí contestar podría darte muchas respuestas, pero también acrecentar tu dolor. Un placer leerte, me gustó mucho tu poema y la manera como supiste relatar esa angustiante espera.
Estrellas y besos