Siempre Queda Un Exceso De Sangre Dulce En Los Ojos

Un corro de sílabas contrahechas se pasea
felino por mi boca,
él es el que me obliga a arquear los labios.

Mi voz es ahora de color sepia.

Cuando ruge la ciudad,
y el cielo pierde el patrimonio de los colores,
siempre queda un exceso de sangre dulce en los ojos.

¿No os habéis fijado?
Son los mismos ojos que tan sólo unos minutos antes
merendaban pan de azúcar y jugaban a la comba
con las caritas redondas de los niños.

Las ciudades de piel de tigre también sueñan
con atardeceres que huelen a mujer
mientras la poesía se deja matar en los parques
y saboteamos el dolor con la tibieza.

¿Cuándo dejaremos de sentir esa vejez en los dedos?

Cuando estemos sin dientes,
con la amarga boca de dios al lado,
nuestros hijos nos abrazarán desde sus tumbas,
más sordas que un mar de celulosa,
más mudas que la propia eternidad,
y tendremos la certeza
de haber perdido.

 

Estimada Marian,

Mi más sincera felicitación por tan buen poema, tiene profundidad, estilo propio, cadencia, ritmo, tonalidad y sobretodo un sentimiento que viene de muy adentro.

Un abrazo,
Andrés

 

Palabras lígeras
cual colibrí,
voz que se hacen poemas.
Para hablarme de tí.

Sencillamente maravilloso, eres dueña de un precioso estilo para plasmar tus entimientos.
Todo un honro leerte.

 

hermosa forma de transmitir sentimientos....en cada letra tuya...un abrazo dulce...Marian....

 

Magnífico poema, del tiempo que corre también en los ojos y la mirada, como un suspiro. Muy bello. Bienvenida y un abrazo.

 

muchas gracias Andrés, acabo de registrarme en el portal y se agradece la bienvenida.

un abrazo.
Marian

 

Victor,
te agradezco mucho tu paso, todavía estoy aprendiendo a moverme por el portal, y además voy lenta (me he roto el brazo y esto deribir con una sola mano es tremendo....) pero espero poder disfrutar de vuestra voz bien pronto.

un abrazote.