Queridos fantasmas.

Cuando cae la noche, poblando la mente
de un rumor lejano de sueños perdidos,
y el alma, cansada de diarias fatigas,
cuelga del perchero intentos de olvido.
Cuando el cuerpo afloja su cruel tiranía
de necesidades de supervivencia,
me acechan recuerdos de un mundo escondido,
líquidos fantasmas de melancolía,
que hacen verosímil este sin sentido
de creer que es cierto lo que no has vivido.
Los hechos se mezclan con las ilusiones
y distingues luces que no has encendido
cubriendo de sombras vividas pasiones,
trocando en cenizas amores queridos.
Es un mundo cierto, donde no hay verdades,
ni axiomas, ni leyes que marquen caminos;
donde lo imposible se hace cotidiano
y lo cotidiano se va en un suspiro.
¡No quiero dormirme! ¡No quiero encontraros!
¡Abrís mis heridas! ¡Sois mis enemigos!
Pero cuando el alba viene a despertarme
retornando al polvo lo que polvo ha sido,
no encuentro la forma para consolarme
y quiero vivir mi vida dormido.

Copyright José Luis Bermejo (El Seneka)
elseneka@hotmail.com

 

Mi estimado señor... Nuevamente me deslizo sobre sus letras...
Precioso poema, voraz sentimiento...
Me ha encantado...
Un beso!

 

Gracias, querida niña.
Saludos desde España.

 

He leído dos veces su poema pues es realmente digno de grabar en la mente todo eso que con tanta sabiduria expresa. La vida, recuerdos, las cosas que quedaron pendiente, los fantasmas de la noche que nos martirizan... y ese despertar que a veces azota nuestras almas sintiendo un gran vacío.

Mis saludos