Volar nunca fue de hombres

Contemplo la cáscara dura de la lluvia.
El nombre despeinado de la tarde
tartamudea suave.
Tartamudea sístole-diástole,
siempre impresa
nuestra huella dactilar
en la piel imposible de los charcos...
El reflejo histórico de nuestro rostro
aún cuando nos transformemos en frío,
en papel mojado de un reloj que no marca,
en un último milagro imposible:
revivir en estos días de humo
para ver si nos repetimos
o nos evaporamos...

Qué duda cabe,
siempre ha sido difícil
revolotear sin alas...

 

Si se le echan ganas vuelven a crecer, aunque te las corten de raiz, vuelven a crecer.

Gracias Emilio

Un besazo

 

Siempre hemos tenido una idea tan elevada de nosotros mismos, quizá no sé...Angeles caidos...quizá nunca es cierto, hayamos tenido alas.

Qué bueno y perdona la parrafada....qué bueno tu poema....la piel imposible de los charcos...

Un abrazo

Luis

 

Nada que decir. Hermoso
un abrazo

 

ayy babiano. Cuánta fuerza siempre en tus palabras. Me facina el uso de tus imágenes con metáforas intimistas, tan tuyas. Repetirse o evaporarse. Tú por supuesto que no te evaporas nunca dejando semejantes huellas en el foro. Con alas o sin ellas. Precioso.

 

Muchas gracias amiga julia por pasar por mis versos. La verdad es que sí, tal vez las alas sean como la ilusión. Con iñusión se puede llegar tan alto... un gran abrazo amiga.

 

Te mando alitas con estrellas por este poema magnífico. Por sus imágenes implacables, por tu poética del inconciente a flor de piel, y para que se disuelvan - si es posible- las costras de la lluvia. Me gustó muchísimo.


Un abrazo, Emilio.

 

Gracias amiga Ana. Desdeluego que tú las tienes, y bien grandes. Enséñanos cómo se ha de volar amiga. Un abrazo

 

Estupendo como todo lo tuyo, Babiano... y sí, dificilísimo ese intento nuestro de volar sin alas... Un besote grande.

 

Claro que hemos tenido alas, lo que sucede es que por la falta de uso se han ido atrofiando poco a poco. De eso estoy seguro. Un abrazo

 

La lluvia moja las alas del alma,
y sólo le caben suspiros
en su casita de entraña.
Que triste es el gris del humo
que moja la lluvia.

Un abrazo de toalla,
adjunto un calefactor ecológico.