Nos une la melancolía...

Quisiera escribirte algo emocionante,
de esas cosas que no se olvidan fácilmente.
Algo que te hiciera volar lejos,
como cuando se disfruta del buen vino.
Quisiera escribirte de tantas cosas, que te llenen de ilusiones,
un poco de aventura y un poco de melancolía.
Y una vez que estés volando alto, alto y lejos,
tratar los dos si se pudiera de comenzar todo de cero.
A veces, no quiero preguntarte nada, si tus ojos lo dicen todo
y no responderte nada, dejarlo en el pensamiento.

Qué creés que nos une? No es la melancolía?
Esas tristezas lejanas, añorando no se qué cosas,
quizás todo, quizás nada.
También pienso que es la maravilla de podernos encontrar uno en el otro,
y disfrutar, aunque sea un poquito,
de lo que tanto deseamos, de lo que tanto queremos.

Pero el tiempo pasa, y nosotros seguimos alejándonos de mucha gente,
los dos disfrutamos estar solos,
pero qué lindo que se siente disfrutar la soledad a tu lado.
Han sido tantos los momentos cuando nos unió la melancolía,
cómo no recordarlos, si son el mejor remedio para mis tristezas,
de esas que vos percibís, pero desconoces,
cuando aun teniéndote tan cerca, sé que estás tan lejano.

Sé que en cada momento compartido, entendimos cosas nuevas,
cosas nuestras, aun sin explicarlas,
y aprendí poco a poco a ser ese alguien que te entiende,
que te busca, que te escucha, que te ama.

Sabés? Sé que te amo, pero no sé cómo expresarlo;
si ensayara una frase, tratando de explicarlo,
tal vez me entusiasme la idea y termine diciendo demasiado.

Prefiero entonces, decir que es sólo amor, no tiene antecedentes;
creación nuestra, propiedad nuestra, para qué explicarlo
cuando tanto se siente.

Amor de risas y manías, de llantos, de ironía, confidencias y silencios,
más lo segundo que lo primero; l
a inmensidad que nos une es todo eso; i
nmensidad también que descubrí en tus ojos,
profundos y tan calmadamente inquietos,
ahhh….tus ojos, ese universo que miro
y hacen que pueda sumergirme en ellos.

Acaso no lo has notado? Cuando estamos hablando de mil cosas triviales,
tu mirada y la mía, juntas, mientras tanto,
recorren otros mundos, otros sueños, irreales.
Tu mano, la mía, caricias francas y oportunas,
hay tanto de sinceridad en ellas, contenida.

No sé que me es más angustioso:
privarme de lo que quiero decirte con palabras,
o enmudecer mis manos que de tanto prejuicio se aletargan.
Estando con vos me di cuenta de que el corazón es como un perro atado,
sin quejarse de nada.
Pero el día que se suelta corre lejos, y encuentra nuevas cosas,
y huele nuevas tierras y bebe otro agua, y se entusiasma, y se alegra
y se ilusiona, y se enamora y se revuelca…
pero sabe que debe volver, y una vez preso, se ve tranquilo por fuera,
pero su mirada esta lejos, añorando lo nuevo, hasta el desespero;
y así es el corazón, va y vuelve, prisionero…

No quiero ni puedo borrar de mí lo vivido con vos, compartiendo tantas cosas, tantos sueños, tanta vida,
así, como dos locos sueltos,
que nadie entendería, sólo ellos.

Qué mas puedo escribirte, qué menos, lo demás lo dejo conmigo,
y es mejor así. Porque sabes? Si escribo menos te miento
y si demás, quizás peco.

No sé como agradecerte el que hayas llegado a mi vida;
nunca podré demostrarte del todo lo que eso significa.
Gracias por hacerme sentir cosas que ya tenía olvidadas,
gracias por despertar en mi tantos anhelos, tantos sueños,
dulces canciones que tenía relegadas.

No encuentro una palabra para encerrar tu nombre,
si quisiera decirlo simplemente te llamaría “mi buen amigo”,
en lenguaje sincero: “siento que no podría vivir sin tu mirada”.

Porque entre vos y yo nada es simplemente,
todo es original y dulcemente complejo.
Perdoname, perdoname si de la emoción me extralimito
y te incomodo con lo que siento,
no es mi intención alejarte, quiero retenerte.
Sólo quise darme la oportunidad, aunque esté arriesgando demasiado,
de abrirte mi corazón, que casi se esta desbordando.

Quizás hubiera sido mejor dejar encerradas estas secretas melodías,
que vos despertaste, y seguir con mi libreto improvisado.
Tengo miedo de que, como me dijiste, nos falte intimidad, para compartir muchas cosas guardadas…creo que no es intimidad, precisamente,
sino osadía.

Amigo mío, cómplice mío, universo mío,
saberte conmigo me alienta, me estremece, me recoge,
me perfuma, me sustenta.
No te vayas nunca, te suplico,
y si te vas llevame con vos,
porque si no estás, tanto te extraño,
y más te extraño aun, porque temo
que esta historia no dure para siempre.

 

Sublime, extraordinario...

Felicítote.