Nocturnas galas

Nocturnas galas

Me visto con las galas de la noche;
la obscuridad me otorga el mimetismo
para salir al mundo sin ser visto
y enconado en maldad buscar mi presa.
Mi presa sin embargo no es humana
es la idea que nunca he percibido
aquella que se esconde entre las brumas
del último rincón de mi cerebro.
Y ahí, ahí donde se esconda he de atraparla
usando mis falanges como garras,
la cual al masticarla y deglutirla
me sirva de alimento y digestarla.
Proceso necesario al construirlo
requiere el poema con su rima,
y puedes al final, al exponerlo,
hacer una obra de arte de la idea,
o una pila de heces ofensivas.
¡Conforme al claroscuro de la vida
actuamos sin medir las consecuencias!​

 

Se parte de una idea y se transforma en versos que nunca serán heces, cuando menos los tuyos, amigo Bolivar. El claroscuro de la vida, como dices, pondrá el acento al poema. Un saludo.

 

Agradezco en gran manera que se haya detenido a leer lo mío.Escribo, como todos, como un pasatiempo agradable, como un sedativo a la mente y un ejercicio a la misma.Redondear una idea viene a ser la preponderancia de cualquier escrito.A vecesllevamos a cabo nuestro cometido y las más nos quedamos con el pensamiento de que podriamos haberlo hecho mejor.Creo que es este ultimo aspecto el que nos obliga a aplicarnos a la tarea de leer , de estudiar, buscando nuevas formas para la expresión de nuestro intelecto.Creo que la sensibilidad es nata, pero podemos, como un diamante en bruto el incrementarlaa travez de la constancia.Gracias de nuevo.Un saludo y felicidades en 2007 para usted y su familia.

 

Vestirse con esas espléndidas noches
Arropa y acalora el alma,
Un poema que tiene esa profundidad
Que anhelo encontrar, muy intenso...
Abrazos duraderos muchacho.


Wilmer.

 

Gran reflexion. Coincido, plenamente, con tus comentarios de respuesta a Ramiro Carballal y creo, tambien, firmemente, que la sensibilidad es nata en todos los seres humanos y que depende de nosotros hacerla brillar en mayor o menor medida.

Un placer leerte.
Un saludo
Manuel Sal.