La ausente

Un pez dorado nada en la vidriera,
alguna mosca atrapa la hosca araña,
esconde oros el topo en la pradera
y teje el corazón su telaraña.

Se desprende algún coco en la palmera,
sobre las rocas danza una piraña,
la lágrima devora como fiera
toda el alma y la carne en la pestaña.

Un caracol y su tambor de lata
van por las hojas sin ningún reproche
a dar a las luciérnagas sonata.

En sus labios la luna cierra el broche
y me dicen sus ojos de alba plata:
triste sin ella, triste está la noche.

 

Magnificos sonetos te vengo leyendo,

triste sin ella triste esta noche.

Un golpe de melancolía -auscencia y llanto. Abrazo. José.

 

Alex,

El sonetista, yo que imaginé que estabas en Francia, creo que se me está safando alguna tuerca...

Un saludo especial, ha sido un gusto leerte y en especial porque ya sé que siempre encontraré un soneto y este es muy particular, además de bueno.

Un abrazo,

 

excelso texto