Lealtad y Sacrificio

Se siente ya la llegada de la sangre,
En la morada del verdugo,
Comiendo las vísceras de los caídos,
Afilando el hacha que despachara,
Un sin fin de almas nuevas al cielo no llegarán,

Han dejado los silencios,
El maestro de ceremonias debe continuar,
Adorador de un Dios mezquino y absurdo,
Que sentencia a morir decapitado,
Por robar un pan el hambriento,
Por declarar igualdad...

¡Malditos seres encapuchados!
¡Aquí me encuentro en la celda!
¡Colgado como ave!
¡Me he devorado mis propios pies!
¡Y el hambre no cesará!

Condenado a morir miserablemente,
3 meses llevo aquí,
Comiendo el cadáver del que fue mí amigo
Su suerte no le permitió vivi más
Y en lealtad y sacrificio su carne me ofreció,

Véanme aquí perdiendo mi alma,
La poca humanidad que se me otorgó,
Gritando bajezas escupiendo sobre los que se atreven a mirarme,
Los muñones de mis pies duelen endiabladamente,
La sangre calma mi sed,
Sin embargo me encuentro débil...

Y en mis alucinaciones estas tú,
Mi amada doncella,
Puta de un bar de mala muerte,
Del lugar donde la vida vale menos que una cerveza,
Nos atrevimos a robar por tus favores,
Y al final traicionados,

Mi boca seca y amarga
Deleitada con vinos fantasmales,
Mi hambre se conmueve al sentir el olor del pan horneado,
Y tu imagen bella y desquiciante,
Con tus pechos al aire que me ofrecen la gloria,
Para terminar clavando una daga en mi espalda,


¡Traiciones y más traiciones!
De eso esta compuesta la historia,
Y heme aquí encerrado por ladrón,
Y muriendo humillado....

Muerdo ahora mis manos arrancándome los dedos,
Será un festín de dioses si no vomito primero,
A lo lejos el verdugo termina su trabajo,
Y yo vuelvo a soñar,
Porque aunque este encerrado mi ser es libre,

Deformado por las mordidas,
Y con asco nauseabundo por comerme a mi mismo,
Caigo en la ironía de un viejo adagio,
El dragón y el guerrero,

En donde las palabras finales son:
"No podrás matarme -dijo el guerrero-
Pues soy parte de ti, si me comes
te comes porque el universo es uno mismo"

Mi risa histérica y frenética,
¿Donde esta la sabiduría?
Si me he comido ahora la piel de mis muñecas,
Y la veo pasar... bendita como una rosa,
Maldecida será aun después de muerta...

Volviendo al soliloquio,
Me encuentro escribiendo con mi propia sangre,
Olvidando la sed,
Que este mensaje quede,
Que nada vale la vida,
Ni tampoco cualquier destino,
Si no existe Lealtad,

Que por amistad se sacrifica,
Que por amor se sacrifica,
Pero debemos guardar a quien lo profesamos,
Si no que mi imagen os acompañe,

Colgado como un despojo,
Sin pies y una sola mano,
Con los huesos del que fue mi amigo,
Y ahora en mi estomago está....

Que si la muerte llegará en la mañana,
Bienvenida sería.... ahh que triste final,
Terminaré mis líneas pues esta mano me he de tragar...



Lord Vélfragor

 

Una vez mas has sorprendido a esta dama de sangre My Lord. Cada palabra tuya encajada en aquellos versos provoca en mi una reflexion profunda acompañada de imagenes crudas.
Que locura mas grande!!! esta sensacion de no poder saciar nunca el hambre que me dejan tus historias, siempre quiero mas y mas.
No me va a quedar otra que robarme tu esencia y saciarme de ella!!!
Muchos Besos.

 

Intensa alucinación. Interesante. Un saludo cordial.

 

Hermoso y profundo..Felicidades