Ventanas tras las peñas

...si hablamos del registro en los cuellos de los negros
en las pateras que no lograron alzar el vuelo
en el país de soplo que los obligó abrigarse en la locura
en la uña que no termina de pintarse con el pan que no sale del horno.
Si vemos al traficante con sus espejos abismales
con sus aprietos en la paz
colgando
como amueltos de algún nigromante del dinero
como frontera que señala un bosque sin pintar
si vemos sus almas minadas por sus dedos
estallan nuestros gritos en derredor del sistema sin oídos.

Si vemos el mar como una tormenta de arenas movedisas
solo la voz respira aire
el pie explota con el peso
los gritos son pesadillas que no amanecen nunca
la tierra está al revés/sin distancia/ para alcanzar las direcciones
sin olor para para secar el frío de los niños

La tortura en paños menores
cae siempre
Aún respiran algunos peces en domingo.
Miramos a lo lejos
sin llegar a ver toda la tierra...

 

¡Bello poema!
Abrazos

 

Sin palabras Poeta, ellas sobran, la lírica de tus versos dejan mudo. Bello tema
Un abrazo mi amigo

 

Voy leyéndote sin un orden definido.
Aquí te he notado más explícito de lo habitual. Quiero interpretarlo como que la gravedad del tema que tratas provoca que el fuego de tus emociones sea más evidente.
Estas son las lecciones que deberían impartirse en las escuelas, desde niños, durante muchos años todavía, para recuperar el mundo.

 

gracias Alvaro por el comentario. La verdad es que trato en mis escritos de mantener una idea general en la que la historia del poema siempre se deje ver, a veces , como en este caso, se entiende más definidamente; en otras, quizá, esté escondido por el lirismo. Pero sea como fuese, trato que la idea se sostenga y no se pierda el lector. A eso apunto , a veces lo consigo, otras, no.

 

Letras divinas de una publicación emocionante de alta calidad.

 

Me viene a la cabeza que la poesía se intenta cuando se escribe y cuando se lee, y al final sale una mezcla de lo que consiguen entre el escritor y el lector. Quizá un poema solo alcanza su verdadera plenitud cuando lo lee el propio autor, que es capaz de asimilar cada verso en sus significados. Yo creo que más bien a veces somos los lectores los que no conseguimos captar toda la historia.