Tierras madres

Heno y humo de jaras. Un latido
se despierta de pronto. Trae el viento
un olor a niñez y un movimiento
que me devuelve a un territorio ungido.

Cuanto hay en él se sabe no perdido;
aún incendia el alma con su aliento
las luminarias del advenimiento,
pues todo es boreal, nada es olvido.

Y habito el resplandor, renazco. Apenas
(alza el recuerdo torres donde mora)
se ha secado el aljibe de la vida.

Hablan las tierras madres por mis venas.
Nunca he salido de su seno, ahora
sé que empezó mi vuelta en la partida.

 

Un hermoso soneto sobre un hermoso tema, Felipe. El nutritivo aljibe es imagen de una esencia vital, un ombligo que nos une a la tierra: nos hace frutos.
abrazo
j.

 

Me alegra de que te guste el soneto, Musador, sobre la "llamada" de la tierra natal.

Recibe un abrazo, compañero.
Felipe.

 

Muy agradecido, Isabel, por tus comentarios.
Gracias a ti por tu lectura, compañera.

Recibe un afectuoso saludo.
Felipe.