En cualquier momento II

En cualquier momento II

Pero la oscuridad, la densa sombra
contiene en su matriz más luz que nace
y puja por brillar igual que un campo
de rosas infinitas, como un sueño
lanzado a la conquista de belleza
pues solo es el amor quien lo dirige:
tanta pasión por ser se reconoce
en sí y para sí sin que haya nada
que logre mitigar su gran locura.

 

Perfecta continuación del poema anterior. Te digo lo mismo, pero en este caso la única rima se da en ""sueño---desaliento"".
Un fuerte abrazo, querido amigo.

 

Gracias de nuevo. La verdad es que no me había planteado lo de las asonancias dentro de ninguno de los dos poemas, pero ahora que lo has mencionado he hecho por solventarlo.

Gracias de nuevo y saludos

 

Perfecto arreglo. La verdad es que , ya que se hace un poema en verso blanco, queda mucho mejor si es blanco impoluto, jajajajaja.
Otro abrazo, querido Carlos.

 

La verdad es que tenía en mente los poemas de nueve endecasílabos que hace Luis Alberto de Cuenca, aunque me he fijado que él si hace bastantes asonancias. No acabo de decidirme por una sola fórmula.

 

Yo lo haría, o bien con rima asonante (tipo romance, por ejemplo), o bien en verso blanco absoluto e impoluto, jaja.

 

La cuestión es que él consigue poemas muy logrados con esa pizca de asonancias aleatorias en.apariencia entre los endecasílabos blancos. Quiero decir, que sus asonancias no son tan evidentes como en un romance, pero tampoco se diluye su música como sucede con el endecasílabo blanco. Es como si hubiera alcanzado algún tipo de mañoso justo medio.

 

Siempre queda un poco de luz, aunque la oscuridad nos viste. La esperanza es blanco latido, el amor en ella persiste. Otro abrazo.

 

Me parece que hay más poética en este que en el primero.
Forzar tantos encabalgamientos y tan abruptos en verso blanco no lo había visto nunca.

Los poemas de este tipo que contienen asonancias las usan como una aliteración de sonido más.

Supongo que lo que comentáis de Cuenca es lo que distingue a los grandes de los aficionados.

Me parece interesante usar las asonancias en rimas lejanas con alguna asonancia interior entre ellas en las sílabas sexta o cuarta.

Por ejemplo en un comienzo de Cuenca.

Nada, ni el sordo horror, ni la ruidosa
verdad, ni el rostro amargo de la duda,
ni este incendio en la selva de mi cuerpo
que amenaza con no extinguirse nunca,
ni la terrible imagen que golpea
mis ojos y tortura mi cerebro,
ni el juego cruel, ni el fuego que destruye


Casualidad, buscado... Ni idea la verdad.
También usa el "ni" para mantener el ritmo que quiere.


Saludos.