Mandil, golpe y cepillo

La poesía se hace con mandil, golpe y cepillo,

hiriendo la piedra de metal

volviéndola poema

hasta que adquiere el alma que perdimos

…que le dimos.



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César Guevara, marzo y cuarentena. 2020​

 

cierto¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡


saludos literarios desde España¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡

 

El alma tiene un cuerpo. De modo que lo que perdimos, fue un Tiempo precioso.
Si bien, es cierto que necesitamos incrementar la calidad de nuestro poema.
Sólo así tendrá sentido, hacer el Amor, a unas palabras.
Si no, parece mero placer. Satisfacción que no eleva nuestra manera de ver el mundo. No volamos, si no nos apresuramos.





Y alegría no es placer. ¿ Qué es alegría ? ¡ La diligencia de un buen Páter Familias ! La celeridad, el dinamismo, la puntualidad. ¡ Prontitud ! Tomar consciencia de que no te haces una idea, de lo pronto que es ya, demasiado tarde.


Así lo asegura un corolario a la Ley de Murphy. Ya sabes, cómo va esa ley inexorable, que se cumple en el plano físico 1. No tanto, en los planos supra-físicos, o cielos sucesivos. Cielo de los ángeles ( plano 6 ), cielo de los dioses menores o Elohim ( plano 8 ). Etc.


" Siempre que se te cae la tostada para el desayuno, cae en el suelo por el lado de la mantequilla. "

 

Gracias por tu comentario, Nube. Saludos para ti. Y, carajo, ojalá pase pronto esta vaina del Coronavirus, ¿verdad? lamento las muertes en tu país y el mundo... Aquí todavía no ha muerto nadie, pero lo más seguro es que suceda. Te saludo desde el corazón, Poeta.

 

Me encantó eso de hacer el amor a unas palabras. Se puede, en efecto.

Y que caiga la tostada por el lado que mejor le venga en gana, si no le tememos a un poquito de suelo con mantequilla (Murphy o Morfi... ¡que se joda!) Mis poemas a veces, cuando me gustan mucho, caen hacia la noche y su embrujo fascinante. Y se vuelven azules... no de cualquier azul, sino de azul profundo.

Supongo que te ha pasado alguna vez.

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Gracias por tu interesante comentario, mi pana.

 

Y aún no sabemos a donde vamos, si acaso un final. Está claro que peor es el remedio que la enfermedad en este tiempo histórico que vivimos. Ha aflorado de todo en nuestras viñas y así en la vida, hoy, un camino donde las vertientes se han abierto, inesperadas, pero también aprendiendo y desdeñando. Tremenda la intención loable en estos cinco versos, un espejo con tantas caras, corazones rotos, lluvia y silencio.
Gracias por este poema de tu puño y letra, de tu muy sensible alma.
Abrazos!
Camelia

 

Así estamos, Camy de las Camelias, forjando versos a tiempo completo, aun cuando dormidxs soñamos (despiertxs siempre estamos soñando, o no podríamos ni siquiera caminar...). Transmitiéndole sentido al sinsentido, entregando a la nada nuestra alma cada noche, cada día, de a pedacitos, con tal de que esa nada no se la lleve toda y nos permita untar, así sea con una delgada capa, lo que es inanimado. Tal vez sea una guerra perdida de antemano, pero no: cada persona es el resumen histórico (ontogenético, diría algún filósofo) de muchos otros seres que le son abuelos, orígenes, unturas de alma, de vida.

La poesía se hace hasta inconscientemente (tal vez...) como la hacen los pájaros y las acacias y bucares del verano candente (tal vez...). A mandil, golpe y cepillo. Ah, y a mano, que como dijo alguien antes que yo, Bronowski, creo... es el filo de la mente.

Te confesaré en letra pequeña que este es uno de los poemas -míos- que más me gustan. Tal vez el mejor, quién sabe. Así de insignificante y desapercibido como le ha tocado estar.

A ti, Camy, muchas gracias por la lectura que has dejado plasmada con tu comentario, acerca de estas líneas. Reconforta saber que sigue habiendo gente que lee, a pesar de todo.

 

felicidades por tan acertada definición de la poesía. Un abrazo

 

Muchísimas gracias, compañera. Doquiera que esté, reciba un abrazo cálido. Le cuento que aquí está lloviendo y que me hallo en uno de esos raros ratos en que puedo estar solo -de día- en casa, a mis anchas. Y visto un mandil, y tengo a la mano el buril-formón-destornillador-martillo-teclado, y un cepillo de pulir. Y ambas manos... me queda una poca de alma todavía para labrar con la piedra el poema.

Todo lo bueno para usted.