En el fondo del río.

Coloqué una piedra a mi cuello
y me tiré al río...
en el fondo mis cabellos vuelan.

Luzco tan bella,
atravieso la luz
puedo al fin tocarte.
Remanente de un viejo orgasmo,
de hecho
no sabes hasta donde te he sentido,
no sabes ni sabrás.

Abriré los ojos un día
y no sentiré más este vacío,
me doblaré en mil partes
hasta llegar a la luna.
Desde el azul
vuelca la costumbre
de encontrarnos
más allá de todo,
donde se besa el atardecer
y cerramos los ojos
para vernos de nuevo
y hacernos el amor.

En este universo
ridículamente ambiguo
pretendo atravesar el horizonte
con mi amor contranatura,
besaré el aire y el tiempo
... en el fondo del río
mis cabellos vuelan.​

 

ME HAPPY, me fascinó tu poem.

 

Etéreos y sensibles deseos; solo quitale amiga el impulso suicida de la piedra en el cuello. Un abrazo a la distancia poeta.

 

Este poema me sedujo el alma. Es grato encontrar lecturas tan agradables y virtuosas. Sólo diré que para escribir versos como estos, se tiene que estar en un estado de verdadera inspiración.
Felicitaciones, poetisa... tu poesía es una rosa con olores fragantes

 

Me encantó este, muy bien armado. La experiencia de leerlo me deja un riquisimo sabor. Saludos Moma.

 

Espléndido, amiga Oona. ¿De qué color era el cabello de Ofelia? Del color que le viviera en gana.
Saludos.

 

Carajo, ¡cuánta pasión...! ¡Cuánta belleza también! ¡Cuánto de otras cosas...!
Me hiciste pensar en esta canción. Te la comparto.




Te cuento que algún día mi cabello no volará, pero yo sí.