¡Más maderaaa!

Por hoy, por la eternidad
mi corazón he de darte
es el más puro estandarte
de mi amor que es mi verdad.
Desterré mi soledad
en lo dulce de tu boca
que como blanca mandioca
vistió mi más caro anhelo
y en su prístino pañuelo
guardo el beso que te evoca.

 

Al juntar nuestros alientos,
en esta fiesta de dos
yo convoco a nuestro Dios
que nos guarde estos momentos.
Que nunca sean lamentos
más bien sean alegrías
que como cien avemarías
levantemos hasta el cielo
que tu seas mi consuelo
y sembremos poesías.

 

Y sembremos poesías
en los huertos del amor
donde el lirio en su esplendor
descolla entre las peonías.
Las excelsas melodías
de tus cantares diversos
se hacen al viento, y dispersos
hacen bailar la hojarasca
que despierta en la vardasca
con la esencia de tus versos.


​

 

Con la esencia de tus versos
me quedo cuando te leo,
tan inspirado te veo
que pueblas mil universos
y a todos dejas inmersos
en la lírica belleza
que emana de tu cabeza
convertida en poesía,
que tener tu compañía
es la más grande riqueza.​

 

Es la más grande riqueza
tenerte aquí hijita mía
como fuente de alegría
de esperanza y fortaleza.
Quizás Dios en su grandeza,
sabiendo la desventura
que la ausencia prematura
de tu madre me causara,
quiso que me consolara
con tu presencia y ternura.​

​

 

Con tu abrazo solidario
me haces sentir que la gente
no es del todo indiferente,
que también soy necesario.
Tropezamos casi a diario
con personas arrogantes,
anárquicas, petulantes,
que te ven de arriba a bajo
y te tratan al destajo
creyéndose "más que más",
te hacen ver cual incapaz
con descaro y desparpajo.


​

 

Con descaro y desparpajo
vengo yo a este lugar
toco la puerta pa'entrar
cuando llego del trabajo.
Siempre vengo por lo bajo
a regar este jardín
y traigo mi maletín
con mi abrazo solidario
para compartir a diario
con Manuel y Maramín.

 

Con Manuel y Maramin
como obreros de caldera
Alonso apila madera
en este tren de postín.

Javier revisa el listín,
Carmen se ve placentera
y Eratalia desespera,
¿Anamer llegó por fin?

Jomab disfruta el festín
Pessoa duerme en la litera
y Elba por todos espera
en la estación de Albaicín.



​

 

En la estación de Albaicín
subió un nuevo pasajero,
era alegre y sandunguero;
llevaba puesto un bombín
de color rojo carmín.
Yo le pregunté, ligera,
si traía más madera,
que era esencial el aporte
para usar este transporte
y que si no, que se fuera.​

 

Y que si no, que se fuera
a por carbón vegetal,
que aunque se que no es igual
también arde en la caldera
aún mejor que la madera.
El no se lo tomó a mal,
se apeó en la terminal
y vino con cuatro sacos,
aunque soltó un par de tacos
cuando oyó el precio final.



​

 

Cuando oyó el precio final
Pessoa salió corriendo
y se encontró con Rosendo
y Javier en el umbral.
Mirando por el cristal
vió a Eratalia y a Anamer
Jomab se sentó a comer
Alonso y Elba en la casa
Manuel se perdió y se atrasa
¡Marcos no sabe qué hacer!

 

Marcos no sabe que hacer
con esta vieja perola
que se ralentiza sola
hasta ya más no poder.
Rosendo les hace ver
—a través de un buen dibujo—
que se requiere de un brujo
y un cura que haga exorcismo
para que el tren por sí mismo
se acelere sin tapujo.
​

 

Se acelere sin tapujo
y vengan a echar madera
si hace falta los de fuera.
Yo no me bajo y empujo,
ni soy aprendiz de brujo,
porque este tren pesa mucho
y en empujar no soy ducho.
Pero si hay que cortar leña
yo me apunto con la peña...
Se manejar el serrucho.





​

 

Sé manejar el serrucho
para cortar la madera,
pero lo sé a mi manera,
por eso no avanzo mucho.
Tampoco en trazos soy ducho
aunque algo dibujo a ratos
para ilustrar los relatos,
tal como aquí lo refiero,
y así cada pasajero
pueda ver mis garabatos.

 

... pueda ver mis garabatos
y disfrute visualmente,
aunque tengan que usar lente
los que sean más cegatos.
Paso momentos muy gratos
recreando sus figuras,
también montes y llanuras,
pero mi pincel se atasca,
como el sol con la borrasca,
si tengo que pintar curas.

 

Si tengo que pintar curas,
frailes, monjas, monaguillos,
señoritas o chiquillos,
me encomiendo a las alturas
pues me cuesta hacer figuras.
Así que pinto paisajes,
verdes veredas, follajes,
bodegones o marinas
o una estancia con cortinas,
pero nunca personajes.​

 

... pero nunca personajes
y aún menos con jerarquía,
pues forman una jauría
aunque lleven buenos trajes.
Ser pintor tienes sus gajes,
no es oro lo que reluce,
hernias lumbares produce,
fatiga mucho la vista,
cualquier cosa te despista...
pero aún así me seduce.


​

 

Pero aún así me seduce,
porque al mirar sus paisajes
de tardes con los celajes,
grata sensación produce.
En todo el lienzo se luce
como se lucen sus versos,
que con sus matices tersos
de su inspiración vertidos,
a las retinas y oídos
les brindan tonos diversos.

 

​

 

Le brindan tonos diversos
y matices cadenciosos
los poetas más famosos
y aquellos, los más dispersos,
que irrumpen con fuerza en versos
tan bellos que pareciera
que la fama no existiera
y que el ser aficionado
ha de ser un don preciado,
el mejor que Dios les diera.



​

 

Y su desear yo acuño
su nombre es una sorpresa
pero me sonó a francesa
cuando oí su refunfuño.
Me provocó darle un puño
¡que terrible quejadera!
pero logré que subiera
al tren de un solo brinco
como si fueran "ticinco"
aunque va por la tercera.

 

Aunque va por la tercera
caña del aperitivo,
me parece pensativo,
¿será por la primavera
o le duele una cadera?
No es normal verlo callado,
en silencio ensimismado,
quisiera saber qué piensa...
No quiero ponerme intensa,
lo mismo es que está alelado.​

 

Lo mismo es que está alelado
o no sale de su asombro
hemos ido hombro con hombro
no me quito de su lado.
Es que nadie ha preguntado
donde comenzó su viaje
ni quien es el personaje
que tan raro se comporta
por eso me quedo absorta
es que no entiendo el mensaje.

 

Es que no entiendo el mensaje
si me hablas tan deprisa
y encima te da la risa...
¡Pues menudo era el fichaje!
Y es que aquí, a quien no encaje,
o no le guste el estilo
lo levantamos en vilo,
todos a una, en comando;
mientras el tren siga andando
vamos tirando del hilo.
​

 

Vamos tirando del hilo
de a poco halando la caña
así el carite se engaña,
pero hay que actuar con sigilo.
En mi peñero me enfilo
con destino al litoral
para pescar con sedal,
carite, lisa y jurel,
pues con anzuelo y cordel
se hace hombre el niño oriental.

​

 

Se hace hombre el niño oriental
trabajando de albañil
y se vuelve más pueril
el gran hombre occidental.
Todo le parece mal,
se enfada por cualquier cosa,
odia que nadie le tosa,
quiere más y en un segundo,
se siente el amo de un mundo
que no es de color de rosa.

 

Que no es de color de rosa
más de castaño subido
o un azul más conseguido
¡no se el color de esa cosa!.
Parece muy misteriosa
la presencia del poeta
que llega de forma discreta
a montarse en este tren
¡bienvenido a nuestro andén!
aunque vistas de etiqueta.