Qué será la muerte

¿Cuándo llegará la muerte

a tocar en mi ventana?

¿Será de noche esta suerte,

o quizás por la mañana?.

Yo la acecharé apacible

como cosa que no espanta,

no debe ser tan terrible

pues muchos la llaman santa.

Al saber que alguien fallece

nos dicen que es cosa mala,

tan injusto no parece

algo que a todos iguala.

Vemos a gente llorando

con gran pesar y tristeza

porque seguimos pensando

que sólo somos corteza.

Y después ¿qué encontraremos?,

¿puede ser que algo soñado?,

cierto que no lo sabremos

hasta no ser revelado.

Unos dicen que no hay nada,

otros que sólo conciencia,

no habrá respuesta acertada

sin trascender la existencia.

Pero quiero imaginar,

seguido que fenecemos

después de tanto penar

felicidad merecemos.

 

Me merece un gran elogio
este poema rimado
en cuartetas a la muerte
mientras sigamos pensando
lo vivido algunos días,
otros días lo soñado;
que las respuestas no urgen
de momento, al fin y al cabo
las preguntas solo son
formas de pasar el rato.

Perdona por la improvisación, pero me encantó tu poema con la muerte como incógnita.
Un saludote José.

 

Muchas gracias por tu comentario y por tu improvisación. La muerte es el gran enigma que atormenta al ser humano desde que tiene uso de razón, es decir, desde que posee conciencia de sí. Al ser un fenómeno inexplicable, desde la prehistoria se ha buscado darle un significado para poder aprehenderlo, o por lo menos no volvernos locos y así se le ha divinizado, se le ha temido, se le ha adorado, se han ofrecido sacrificios y un largo etc. en su mayoría supersticiosos, con lo que se ha pretendido acallar la estresante finitud del ser. Es un tema que me apasiona, más todavía cuando, por los años vividos, ya se ve cerca. Por eso, escribo sobre ella, porque me está rondando y me habla, no con palabras, sino con señales que se aparecen en sueños, en ensueños e incluso en vigilia. Al final, todos tenemos que enfrentarnos a ella y la única forma de afrontarla, porque no hay manera de vencerla, es no temiéndola, aceptándola como parte de la vida que nos ha tocado vivir en esta rifa planetaria. Es lo único que nos iguala a todos y lo único que puede sacarnos de este mundo prisión.
Un fuerte abrazo.

 

José, un gusto saludarte amigo.
De la muerte solo digo que en casos es injusta, que llega y troncha existencias y sueños, en otros casos es justa, de mi padrastro puedo decir que murió en una edad avanzada y que la recibió con calma incluso con ansias, quizá la vida le haya cansado.
Un gusto tu poema
Saludos cordiales.

 

Muchas gracias por tu comentario, amigo Manuel.
En mi opinión, la muerte no es injusta ni justa, son nuestros comportamientos y nuestras actitudes los que la consideran de una u otra manera. Nos pasamos la vida creyéndonos inmortales y no la aprovechamos como debiéramos porque siempre pensamos que ya habrá tiempo para todo, cuando la realidad es que la muerte nos puede tocar en cualquier momento y frustrar todas nuestras expectativas, por lo que en vez de mirar al futuro, deberíamos disfrutar el presente y en vez de vivir vidas ajenas, hay que vivir la propia con intensidad, haciéndonos responsables de todas nuestras acciones. Como dice Mafalda: "si vivir es durar, prefiero un single de los Beatles a un long play de los Boston Pops".
Un fuerte abrazo.

 

Esos últimos cuatro versos lo resumen todo, José. Ese ridículo mito de los premios y los castigos después de muertos ha traído tantas desgracias... Lo que molesta de la muerte es que sea tan sencilla y definitiva, pero la evidencia no engaña...

abrazo
Jorge

 

Lo que desconcierta a la gente, estimado Jorge, es la incongruencia de la religión. Por un lado le da la esperanza de un mundo mejor y sin embargo, al morir alguien les lloran, cuando lo congruente sería que se estuviera contento por alcanzar mejor vida. Es por esto que le tenemos miedo a la muerte, a esa gran desconocida que destruye el cuerpo y como nos identificamos son él, creemos que sólo somos eso y nos aterra la desintegración, es el instinto de supervivencia implantado genéticamente el que nos hace defendernos de todo lo que nos ataca. Por eso, desde que el ser humano tiene conciencia, ha buscado fórmulas para vencer a la muerte, o por lo menos, rodearla de un halo de supersticiones que crea la esperanza de que después hay algo mejor y disminuye la ansiedad que provoca.
Un abrazo.

 

Muchas gracias por tu visita y comentario. Esta sí que es la respuesta de millón.
Un abrazo.

 

Hola, José.

Dices en uno de tus comentarios que no hay que temer a la muerte sino aceptarla. ¿Y eso cómo se consigue? ¿Cómo aceptar el pensamiento de que no verás nada, no oirás nada, no sentirás nada, no tendrás nada en lo que pensar, nada a lo que estar ligado? No sé cómo puede la mente estar preparada para eso. A mí por lo menos me provoca un pánico terrible. Por eso evitamos pensar en ello. Parte de lo que he puesto es de un poema de Philip Larkin del que te dejo aquí el enlace por si quieres leerlo:

http://apologadelaluz-jorgeespina.blogspot.com/2014/10/philip-larkin-albada.html

Saludos.

 

Esa es otra pregunta del millón. No hay una respuesta genérica, estamos acostumbrados a pensar en términos de grupo, no es de extrañar que se le tenga pánico al fin de la vida y se trate de conjurar con oraciones y plegarias o dejando de pensar en ello. Pero la muerte no es la misma para todos, es individual, es algo personal, más allá de la interpretación social y cada uno la vive a su manera. Este señor del relato de Philip Larkin, vive encerrado en un círculo vicioso de pensamientos y alcohol del que no puede salir, el miedo le paraliza y ya se sabe que quien teme padecer, padece lo que teme. Es un egocéntrico que no le importa "el remordimiento, el bien no hecho, el amor no dado, el tiempo desperdiciado", sólo le importa dejar de ser él y eso le deja la mente en blanco. Esta persona está muerta en vida. No le permite ver nada y sin embargo, en sus palabras hay una clave para escapar de su mundo prisión. Morir en deuda de remordimiento, de bien no hecho, de amor no dado, de tiempo desperdiciado, es una forma lastimosa de morir. ¿Por qué aceptarse como pecador si puede ser impecable? ¿No es mejor vivir las cosas, amarlas y desecharlas, si se quiere, sin remordimientos de conciencia, sabiendo que se ha puesto toda la energía en el empeño? La muerte nos toca a todos, pero no es la misma para todos. Para la mayoría es el fin del viaje en este cuerpo de carbono, es como un sueño, el sueño de la muerte y si no tiene nada que ofrecerle, se va difuminando hasta desaparecer, pero para unos pocos, es el fin de un ciclo, el paso al más allá. ¿No es más saludable aceptar que la muerte te puede llevar en cualquier instante y aprovechar la vida al segundo, disfrutando de todo lo que nos ofrece y actuando de acuerdo con nuestras convicciones, verla como un privilegio, como una meta a la cual se puede llegar como triunfante o como perdedor; a no vivir la vida por estar constantemente pensando en la muerte y temiéndola, o desentendiéndose de ella, olvidando que está ahí, al lado, con lo que las acciones se convierten en puro automatismo inconsciente, una rutina que sólo nos llevará a que si llegamos a viejo, nos veamos sentados en un rincón rumiando lo que no hicimos y pudimos hacer? La opción es de cada uno, vivir plenamente para alcanzar la muerte como triunfador o morir en vida esperando como perdedor que la muerte le alcance.

 

Gracias por tu visita. No está completo tu comentario, por lo que no sé qué contestarte. Es cierto que la pandemia nos está concienciando de la muerte porque nos bombardean constantemente en las noticias con el número de muertos diarios a causa del virus, pero es que ¿acaso no mueren todos los días millones de personas de todas las edades, desde niños hasta ancianos, de sed, hambre y múltiples enfermedades y no nos enteramos porque no son noticia?

 

Hola nuevamente, Isabel.
Dices que no crees que haya algo después de la muerte, yo en cambio, ni creo ni dejo de creer, como científico formulo hipótesis e intento demostrar si son ciertas o erróneas, por lo que viendo que el Universo no desperdicia nada, todo lo recicla, no va a hacer una excepción y extinguirnos, así que lo lógico es que cuando el cascarón, que llamamos cuerpo físico, ya no es útil, se descompone y vuelve al ciclo de la Tierra, sirviendo de abono para otros seres, mientras que la esencia, que daba vida a ese recipiente de carbono, volvería a su origen, a unirse con la Mente Maestra. Esta es una hipótesis, otra sería si esa esencia o energía que hemos sido, vuelve a ocupar otro cuerpo (reencarnación) y otra más, si recuerda datos de esta vida o se pierden para siempre. Ahí lo dejo, podríamos seguir, pero creo que este no es el sitio.
Un fuerte abrazo.

 

Muy bueno, José!! Me gustó cómo enfrentás y con qué herramientas a la temida, o no tanto.
Abrazo.

 

Siempre hay partidarios y detractores en todos los aspectos de la vida. No nos deben afectar ni las críticas ni las alabanzas, hay que analizarlas y dejarlas fluir. Hay que confiar de los que dudan y desconfiar de los que aseveran.
Un fuerte abrazo.

 

Ángel, muchas gracias por tu comentario. Es muy fácil hablar, no cuesta nada, lo verdaderamente difícil es actuar impecablemente.
Un abrazo para ti también.

 

Y aquí estoy reflexionando sobre un tema tan concreto como metafísico en esta mañana de sábado y descanso

Hay una realidad objetivable, la idea de "vida" lleva implícita ya desde el nacimiento la idea de "muerte", luego está la interpretación de la misma, el significado que le queramos dar que, a mi entender, parte del propio significado que le demos al concepto "vida" y cómo nos posicionemos ante ella.
El hombre es una búsqueda permanente de respuestas y ahí es donde empiezan a intervenir experiencias, elementos individuales y culturales etc.

Por mi parte no temo a la muerte, temo al dolor que ella conlleva. El dolor previo, si es que lo hubiera, del que fallece; y el dolor que causa la pérdida. Desde mi ser primario no puedo desprenderme de esto. Otra cosa es la elaboración pero eso, con el paso del tiempo.
En mi caso trabajo cercana a la muerte o al menos al dolor y uno nunca acaba de acostumbrarse. Una cosa sí tengo clara, lo que nos queda es intentar hacer la vida, mientras exista, más agradable.

Me ha encantado leer tus cuartetas, me han gustado mucho, José, ha sido un placer.
Y a "vivir, que son dos días"

Un abrazo con afecto.
Eva

 

Muchas gracias por tu comentario.
Lo llevamos en los genes, el instinto de supervivencia es el que nos hace defendernos de los ataques que puedan producirnos la muerte, y esa defensa empieza con el miedo. El miedo nos pone en guardia y nos hace actuar frente al estímulo, pero si ese miedo es muy intenso nos puede paralizar. La muerte es muy estresante porque la tememos, nos da miedo el sufrimiento, pero sobre todo la desintegración, el pensar que vamos a dejar de existir, eso nos lleva a un estado de indefensión que nos atemoriza. No podemos escapar a la muerte, por lo tanto, lo único que podemos hacer es enfrentarla como algo natural que ocurrirá más tarde o más temprano y en vez de vivir la vida con miedo, sufriendo por algo irremediable, lo sano sería morir sin miedo, de esta forma disfrutaríamos verdaderamente de la vida.
Un fuerte abrazo, Eva.

 

Me ha gustado mucho tu poema y el debate que ha suscitado. Todas las opiniones muy interesantes. Voy a ser la nota discordante. Yo, como creyente Cristiano y Católico creo en el más allá, y pienso que la vida tiene un porqué y no creo que sea pruducto del azar. "Bienaventurados los que sin ver creyeron" Un abrazo afectuoso con todo respeto a ti y a todas las opiniones de los demás.
Miguel

 

Muchas gracias, Miguel, por tu comentario.
Yo respeto todas las creencias porque respeto la libertad. A mi también me bautizaron, hice la primera comunión y me casé por la iglesia católica, pero eso no implica que tenga que creer ciegamente lo que la religión o la sociedad me dice, yo soy libre para elegir y en su momento dejé de refugiarme en los dogmas y escogí basarme en la experiencia y ésta me dice que no sirve de nada seguir como borregos los pasos del pastor, si no somos capaces de crear nuestro propio camino. De qué sirve creer ciegamente en algo que nos dicen, cuando no somos capaces de experimentar todas las posibilidades que tenemos, para hacer de nuestra vida algo importante que poder ofrecer a la muerte. Bienaventurados los que aun sin creer vieron.
Un abrazo.