Little Boy

China está a punto de sobrepasar a Estados Unidos en poderío nuclear. Como si ya no fuera oscuro el panorama.

Un beso, Anna.


[

 

Debiste responderle a la autora del tema, pero bueno:

No se trata de que me caiga mal o no le tenga mucha fe a yankilandia.

Sucede que poco menos de un siglo de hegemonía, en el contexto histórico, no es nada, y cualquier nación que luzca la banda y la corona de reina absoluta tarde o temprano debe ceder su puesto. En este caso particular será temprano porque el ritmo de vida actual así lo exige.

Estados Unidos viene dando malas señales desde mediados de la década de las 70 cuando no le resultó su política de matón de barrio tras veinte años de improvisaciones dentro de un pequeño país asiático.

Esa misma visión lo ha llevado a exportar sus posteriores incursiones armadas por cualquier rincón del planeta donde se vieron afectados sus intereses económicos y estratégicos.

Hoy en día, es un país estresado, ya que vive en función de la violencia, amedrentamiento y temor que se devolvió en su propia contra. Ya, a estas alturas, es una democracia carcomida por dentro, una nación que utiliza bastante maquillaje para blanquearse y aún pretender pasar así por exitista. Tiene una población habituada al consumo y asfixiada por sus excesos, sobredimencionada en sus capacidades individuales, profundamente dividida, política, social, religiosa y étnicamente. Existen: un cada vez más acentuado ambiente de represión y descontento, atentados, tiroteos en las escuelas, sectas que son atacadas o se autodestruyen (excepto las secretas) y más recientemente está el atropello en el capitolio.

Súmale una economía tambaleante que ha perdido el swing para la especulación y que se ha dormido en los laureles esperando impactar positivamente en sus socios europeos (con un Reino Unido auto exiliado, una Francia y una Alemania debilitadas, Italia con crisis institucional y España con divisiones internas) lo que redunda en un aislamiento más marcado y una cada vez mayor pérdida de credibilidad en el concierto global.

Como este es un escenario de un tú a tú, no mezclemos a la resentida Rusia que solo tiene aspiraciones en el ámbito fronterizo (por el momento) ni al Oriente, que se baña en combustible fósil. Tampoco pensemos en alianzas secretas pero predecibles o sorprendentes e insospechadas, concebidas con el único objetivo de irse en contra el grandote del curso.

Pues bien, China, por su parte, es la economía con mejor proyección, lo que significa que en un plazo bastante breve tendrá la capacidad y los medios para, entre otras cosas: adquirir, copiar, robar y hasta desarrollar su propia tecnología lo que supone una enorme inversión y gasto en defensa.

Su población, que supera 4 a 1 a la norteamericana (sin considerar que esta última tiene casi al 40% de su población adulta con problemas serios de obesidad) tiene un alto grado de cohesión y sentido nacionalista, producto de su largo historial de regímenes autoritarios, que podrán no ser del agrado del "respetable" pero que, sin embargo, los condiciona para actuar como un solo bloque.

Aquí, en este punto, ya debes utilizar tu imaginación:

China no solo es más grande, además, viene con un impulso importante y sostenido. En otras palabras: continúa creciendo.

¿Cuál será la reacción de un Estados Unidos al que se le viene pisando en los talones sistemáticamente?

Tampoco es para alarmarse demasiado. Un cambio en la pole no implica necesariamente un posterior y devastador evento traumático (aunque la historia está plagada de ejemplos que dictan lo contrario) hoy el miedo al botón de aniquilación puede marcar la diferencia.

Si tienes suerte, y claro que la tienes, no tendrás que esperar esos mil años, de hecho, según proyecciones realistas, basadas en estudios y análisis geopolíticos y estratégicos (nada de youtube, twiter o tik tok) ese primer punto de inflexión, y a este ritmo, se vendría a manifestar en el año 2030.

Te sugiero que te apliques en mandarínxicano por si te decides a dar vuelta la tortilla.

Saludos.