El triste perdedor

Yo quise darte lo que yo tenía a mano
pero no tuve castillos ni nubes como regalo,
sólo tuve un corazón medio destrozado
y un collar de besos para ponerlo en tus labios.

Yo quise amanecer mirando tu sonrisa
pero mi barco no era ningún yate lujoso
y mis brazos no tenían la fuerza de la mitología,
los buenos amores no escatiman tiempo
y yo para ti tengo el tiempo y si no me lo invento.

Fui tan poca cosa que acabé siendo nada
nunca fui rey para tus blancas aguas,
fui tan simple amor, que quise heredarte un beso
y tú lo marchitaste, cuando dije te quiero.

A ti te ganó el orgullo y yo que tenía amor,
a mí me vencieron las ganas de enamorarte,
luego me di cuenta que tú eras princesa
y yo un soñador sin arte.

Los duendes no pueden conquistar a hadas
y yo quise adornarte con cantos en la mañana,
los corredores de este gran fortín de amores
hoy se encuentran vacíos, ya no les traigo flores.

Yo quise soñar con una caricia tuya
y ponerte un amor verdadero en el camino,
acuérdate después que hasta Dios necesita ayuda
y no me recuerdes porque acabaste conmigo.

Yo quise demostrarte que aún quedamos caballeros
de esos que dan poemas y te cantan al dormir,
pero tú sólo querías otro tonto para vivir.

 

No cualquier tonto si no uno con ganas
Un abrazo, Robsalz.

 

Siempre es grata la cadencia en tus letras.
El poema deja un sabor a desencuentro entre las aristas de intentos y anhelos.
Un placer leerte, excelente fin de semana

 

Pues sí. Saludos. Un placer recibirte por acá.

 

Más grata es tu visita. Saludos. Un placer recibirte por acá.