La gatita tricolor (cinco décimas)

La gatita tricolor
vino a parir a mi casa,
porque la comida escasa
que sobra del asador
no llega a su comedor.
Se metió en la cabaña
en medio de la maraña
de las hierbas y la leña,
para que su chica peña
no pase por la guadaña.

Vino a mi nido por patas
desde los doscientos metros,
porque los vecinos retros
suponen que nuestras gatas
sólo se nutren de ratas.
Lo cierto es que por aquí,
muchos roedores vi,
y el pienso de la gallina
de repente se esfumina
por comer con frenesí.

Nos aportó dos retoños
tan parecidos a ella;
mas, rápidos que centella,
corren a viejos coloños
o suben por los madroños
para no verlos jamás;
o hacen de barrabás
cuando logramos cogerlos,
para en el desván meterlos
y no ver un ratón más.


Lo malo es que el color
denota sexo de madre
y pronto vendrá compadre
a bien hacerle el amor,
si no pasa el capador.
A ver si logro castrar,
para no oírla maullar,
a la gatita primero,
con el muy poco dinero
que tengo en mi hogar.

Es dócil tal la que más,
no así son sus gatitos,
que por flautas o por pitos
corren tal si fuesen as
o si can fuese detrás.
No quise perra ni gata
por la prole y ser tata
mas el refrán aconseja:
las tres tazas en bandeja;
mas en vez de caldo, gata.

 

Muy ameno y con buen mensaje de cierre. Un abrazo, Castro.