El vínculo secreto.

La perfección

será consumada

en un alma

en el instante

en que el pensamiento de un hombre

abarque la inmensidad

y la reduzca a una idea


a partir de la cual

no exista ya

ninguna cosa creada

que no sea vinculada

en un grado de concatenación angular


donde la cosa pensada

automáticamente sea relacionada

con un evento o proceso

sólo variando el grado

como digo

sin ningún contrapeso.




Sólo imaginad un objeto

y aplicad un rastreo

concentrando vuestra mente

en el sujeto agente

con que está asociado


e id contemplando

cómo se va implementando

la máxima aspiración

que un ser humano encarnado

puede gozar

haciendo brillar

la causa y el efecto deseado.



Se meditará cada hecho natural

y será espiritualizado

irás hallando

ese estado de sutilidad


que hace a cada cosa pensada

ser enraizada a sí misma

en su origen

comprobando

cómo infaliblemente

se aplica

y se cumple perfectamente


el principio de unidad

sin que nada

no sea incluido

en el pensamiento

en su totalidad.



Se hallará el vínculo secreto

fuente de toda santidad

y el hombre habrá soñado

que estaba despierto

despertando del sueño


y haciéndose dueño

de su ser eterno

atravesando cada línea

con el pensamiento


en una asociación correspondida

de pleno entendimiento

memorizando

a partir de la idea simple

de cada objeto


un complemento plausible

contemplando el hecho

en el que un sujeto perfectible

haga coincidir en un plano

la línea de proceso


con el cruce perpendicular

en su acceso a la palabra

e ir formando conceptos

que parafraseen

cada idea simple

que se tiene del objeto.



Se accederá al vínculo secreto

imaginando una elipse

que se repliega

en un movimiento

con la energía escalar

que nuestra mente proyectará

si conseguimos

concentrarnos en su centro.



Cada proceso

hallará en el pensamiento

su aplicación

unificando todo objeto

perfeccionando su relación.



El secreto es revelado ahora

el sujeto

comenzará la experimentación

si procede

según el método explicado


de unir cada cosa

a su fuente de aguas vivas

brotando por siempre

la sustancia correspondida

a cada vínculo

en una correspondencia extendida


hasta que en el centro de la elipse

sea contemplada esa palabra

y verbo encarnado

que localiza la función íntima

de la más pura acción

que un hombre aspira


aunando todo

sin que nada

se haya dejado de vincular

al centro imantado


en la mente

una vez

que la idea simple imaginada

sea complementada

a cada composición de lugar


en un espacio circular

donde el giro

de la palabra

a velocidad del rayo

resplandezca

en una infinita

gama de trazos


para que a esa magnitud

de giro elíptico

el ojo sea capaz

de ver el núcleo verbal

de ese vínculo secreto

fuente de la felicidad

y del sumo conocimiento.



Logrará el hombre

la síntesis

de cada objeto elemental

objetivando un sujeto


cuando ya no exista distancia

y se perfeccione

la agilidad mental

desarrollando lineamientos sintéticos


sólo con visualizar

tras combinar el verbo creador

a su homólogo verdadero

formando un enlace eterno.



Se trazará una línea divisoria

entre el plano mental

y el grado diferencial

de la cosa objetada


que será directamente proporcional

al centro elíptico transpersonal

pudiéndose convertir el hombre

en un ente omnipotente

a nivel esencial


alcanzando ese anhelado centro

en cualquier lugar

absorbiendo

la sustancia de la fuente

que mana eternamente


viendo más allá

de lo aparente

al haber unido en la mente

el sujeto primordial

al objeto preferente.



Se partirá de la idea

simplemente

hasta liberar el alma

de cada proceso

a través del vínculo secreto


siendo capaz de unir

el elemento neutro

que compone la sustancia

con la que fue formada

la idea simple


como base

de toda asociación secuenciada

que ilumina

el verbo creador

de la palabra

que aparecerá

una vez que el resultado

sea correcto.



La mente

habrá podido

contemplar perfectamente

el punto donde todo

se hubo iniciado

uniendo el puente

a un cielo restaurado.


Fin.

Romanovski ©.