Liras ligadas logran labrar los lúcidos locos

Me muevo en esta danza
de buscarte los ojos y encontrarlos
y luego en una chanza
los míos ocultarlos​

y reiniciar el ciclo de buscarlos​

 

Todo lo que priorices
va llenando un costal atesorado,
con curiosos matices
ameniza el pasado
el sonsonete alegre de lo amado.​

 

Perplejo, anonadado,
estupefacto, atónito y muy tieso
explicar no han logrado
describir qué fue eso
que no esperé de ti en el primer beso.
​

“fue_eso”: Quizá por estar en la sílaba tónica principal es que a las dos palabras las recito bien separadas.

 

Duerme, mi niña, duerme
que tu mamita está en el surco enteco
y ella no quiere verme
en sus sueños y el eco
de mi recuerdo en este campo seco.​

 

Canté Guantanamera
en un sórdido bar de las Antillas
en plena borrachera,
tropezando con sillas
haciéndome sangrar las espinillas.​

 

Voy andando dos millas
Ato cintas de terciopelo rojo,
Sembraré las semillas
en cofres con cerrojo.
Dejaré la llave adentro del ojo.

 

Un mundo paralelo
el tuyo al mío, sin luz ni relieves
visibles bajo el cielo.
Solo tristezas leves
sepultadas en sus eternas nieves.​

 

El perfume más leve
me conduce a caminos recorridos
de la mano y remueve
los rastros perdidos.
Esta esencia exacerba mis sentidos.​

 

No se si estoy perdido,
o ya he llegado al sitio que elegí.
Sigo muy confundido,
creo que me perdí
tras los pasos de alguien que conocí.

 

Es lo que más quisiera
poder atravesar por ti aquel mar
que una vez nos uniera,
así juntos sanar,
las heridas abiertas acallar.​

 

Eres pájaro preso,
feliz en la prisión de unos abrazos
furtivos, y de un beso.
Zafa, por fin, los lazos
que rompes mi corazón en pedazos.

 

Enredada en tus brazos
quiero estar la mayor parte del día
por eso hago estos trazos.
Es como una herejía.
Convoco ocultas fuerzas con porfía.​

 

Doblegar la porfía
es imposible por esto que siento,
es que no pasa un día
en el que no alimento
el amor con las sombras del lamento. ​

 

Cómo late esta alerta
en la intrépida alcoba de tus ojos,
anuncian la reyerta,
aún quedan rastrojos
de una guerra que exhibe sus despojos. ​

 

Fue la voz y los ojos
del despertar del alma esa dama
de los cabellos rojos;
pareja nuestra flama
pues fuimos frutos de la misma rama.​

 

Claro que lo sabía
querías solo sexo, eres cobarde
sabiendo lo que hacía
te regalé una tarde,
como me pediste, sin tanto alarde.

 

Tienes el trato blando
tan suave como el roce de una rosa
me sobresalto cuando
es la ira que se posa
en esa ronca voz que me destroza.​

 

Un osezno y la osa
ligeros, atraviesan el camino
yendo hacia aquella cosa
por donde busco, y al bregar atino
a alcanzar mi destino.

 

Arte del esterlino
plasmado en los murales con su tinta,
y en el cielo azulino
con su cuerpo repinta
el acto de la unión y nos entinta.​

 

Es un perro faldero
que persigue con ojos de canica
es muy bueno y rastrero,
con mirada borrica,
cuando mueve la cola te suplica.​