Quintillas quincalleras quizás quemen quilos

Yo conocí un hombre honrado.
Trabajó de sol a sol
viviendo a lo caracol,
en lo suyo y enterrado,
triste como su overol.​

 

Se vistió con su overol
y se puso a trabajar
por representar el rol
de marido ejemplar
pero lo venció el alcohol

 

Circo de realidades,
con atención, miren bien,
en el trajín de este tren
el drama y curiosidades
se muestran sobre aquel riel.​

 

“¡Y que dirán las vecinas!”,
doña Clotilde exclamó.
Su marido declaró
ser trans y con serpentinas
el carnaval celebró.​

 

Su cumpleaños celebró
con un viaje a la Orbital
Estación, que le costó
lo que en vida él ahorró
y donar un genital.

 

El primero es de nueve, Pi.

Tengo escozor genital
por andar de trapisondas.
Mejor me afeito las frondas
de esa zona corporal.
Les confieso, no son blondas.​

 

Entre tal papelería
se esconde una gran fortuna.
Por andar siempre en la Luna
el tique de lotería
perdí y seguiré en hambruna.​

 

Parece que tengo hambruna
tan solo pienso en tamales
o al menos queso de tuna*.
Esta dieta me importuna
me causa deseo tales.
​

*El queso de tuna es un dulce típico de Zacatecas, similar al ate moreliano.
Se elabora con tunas provenientes del nopal cardón, son de color rojo y también son el ingrediente estrella de la bebida colonche.

 

Los disgustos fueron tales
que ver la realidad
fue difícil de verdad.
¡Me invadieron tantos males
en esta horrible ciudad!​

 

Desde que salgo con Luisa
he perdido la razón
porque ya no pruebo el ron,
los domingos voy a misa
y hasta bailo el reguetón.

​

 

Una huella fue detectada
y estoy mordiendo el anzuelo,
en trago amargo desvelo
por una mala pasada,
me está tomando el pelo.​

 

Hace tiempo perdí el pelo,
cuestión de pura genética
que no me crea recelo
ni ningún sufrido duelo,
peluca llevo, sintética.

 

Es sílice, facialmente
(traducción: un caradura).
Lo supuse travesura
al flirteo permanente
mas es desvergüenza pura.​

 

Esa realidad tan pura

es la pura realidad

la realidad de verdad

no la de ese caradura

que solo muestra maldad​

 

Bienvenido al “speed dating” de la clásica, Bernardo. Creo que te ocurre lo mismo que a mí en cuanto a ese re/a/li/dad vs. rea/li/dad. Será cosa del nuevo mundo tal vez, pero suelo recitarla a la palabrilla más “rea/li/dad” (como tú) que “re/a/li/dad”, aunque en estos lares a la mayoría parece sonarle más natural ese re/a/li/dad. En fin, un tema que tal vez no merezca nuestro tiempo dominguero.

Un gran saludo cordial.

El tipo es pura maldad
y bien lo aclara Bernardo.
Lo detecta todo bardo,
basto, prohombre y beldad.
Es maligno como un cardo.
​

 

Esa realidad tan pura

es la pura realidad

la realidad de verdad

no la de ese caradura

que solo muestra maldad
​

 

Ha salido por duplicado. No importa, "cardo" es la punta final del hilo.

 

Por bromear con un cardo

mal lo pasó mi paisano

al cogerlo con la mano

¡Ten cuidadito Ricardo

que pincharse nunca es sano!​

 

No sé si regreso sano
o con alguna otra peste.
Es que, “el que quiere celeste
-me asegura el matasano-
que una fortuna le cueste”.​

 

Aunque el café mucho cueste,

si te apetece algo bueno,

para que aciertes de pleno

ha de tener un buen tueste,

…y lo contrario es veneno
​

 

Como que lleva veneno
ese imperfecto remate.
Mal disparo y mal regate,
¡y con el estadio lleno!
Le lanzaron un tomate.
​

¡Empieza el Mundial!

​