Diccionarios de destrucción masiva

Cuando la historia espanta con monstruos
late la espina
¿tendrán un plan?,
quiero evitar ser obsesivo.
Las manías no te nominan bien,
te deja impresentable.

Los nombres mueren y resucitan
pero no son confiables.
Retornan la palabra dictadura.
Irreconocible viene de no sé
qué secretos de estado.
En no sé qué estados de gracia.
Con no sé qué distorsiones.

Nosotros historiados,
alejados de interrogantes puros.
con interrogantes vacuos azotados,
de preguntas acumulados
ya no cabemos en el espejo…
ni en un país entramos.

¿Por qué nos ponen en un lugar
y luego nos sacan y nos devuelven un todo
y nos bautizan únicos?
Y vuelve a pasar en un dos por tres
la ausencia de uno en el nombre.

¿Por qué se disocian dictus, dictar,
dictamen y dictadura?
¿Cuando el nombre muda su esencia
y peregrina en deíctico
el dictador eres tú, el padre de familia, el maestro?
El dictador pierde los rasgos del rol,
las ecuaciones lo hacen omnipresente
en nuestros miedos.

Vagabundea equivalente a opositor, a egoísta,
a egocéntrico, a opinión, a irreverente, a indeciso.

¿Todos cometemos el mismo crimen?

¿A diario somos dictadores?

La reserva, luego para dinamitar
nombra la implosión controlada.

¿Agradecemos esta renovación
de los mapas en la palabra
cuando los tiranos se vaporizan
en el sepulcro de ciudades?

¿Son dictadores los invisibles hijos del fuego?

¿Por qué al ser dicho o declarado por un régimen
quedó sin nombre?

¿Dónde llevaron su hogar, su cuerpo, su nombre?

¿Son batallas con diccionarios de destrucción masiva?

José Luis Galarza (Santa Fe, Argentina: 2019)

 

francamente, todo ser humano es un dictador potencial. todo ser humano tiene el potencial de arrojar la bomba sobre hiroshima, de mandar los tanques hacia la moneda. lo podés ver en los obreros, lo podés ver en los chavalos que más joden en el colegio, lo podés ver en la tipa de la oficina que escala posiciones de manera atroz.

pero no todos lo somos, ni arrojamos la bomba o creamos a godzilla en el proceso, sin embargo. decía origen de alejandría - que tiempo después se ganaría la censura de unos cuantos concilios que no veían con buenos ojos su doctrina por razones de strictly business, nothing personal- de que todo ser en el universo posee la capacidad de salvación, incluso el mismo diablo. el maje, en otras palabras, veía el infierno de entonces y el infierno de ahora de manera sorprendentemente optimista: incluso diablos asquerosos e hijos de puta tienen un hálito de esperanza al cual agarrarse para mejorar sus decepcionantes existencias.

así que quizás todos tengamos el potencial de ser dictadores potenciales, e incluso esenciamente, ser unos cabrones de mierda. pero algunos seguramente nos mantendremos agarrados de un pequeño hilo, aferrados a una ténue y cabrona luz, para pensarla dos veces antes de apretar el botón rojo. hay por supuesto otros, que disfrutan siendo los hijos de puta que son - que disfrutan haciendo cosas perturbantes con su hermana en una habitación oscura, o pensando qué otras depravaciones emprender tras platicar con los clones de su perro muerto.

salud, josé luis.

 

Charlie agradezco mucho tu comentario, que realmente echa pone en movimiento el pensamiento con ejemplos muy pertinentes. Precisamente es increíble cómo con detonar determinadas palabras o con ponerlas en escena se abren campos semánticos que justifican atrocidades... y en esto venimos envueltos todos. Salud, estimado Charlie.

 

Buen poema reflexivo sobre como la palabra se transforma por las fuerzas que buscan apropiarse de estas a conveniencia.

Una gran figura buena y servicial como Lucio Quincio Cincinato, es hoy en día mal visto... solo por haber sido declarado dictador.

Saludos cordiales.

 

Así es, la palabra es declarativa y puede ser destructiva, la mejor herramienta de dominación de las masas. La sociedad se convierte en lectora de motes, estereotipos, superficies, y así se invisibiliza lo rico. Gracias, saludos.