Joroschó

No es demasiado creíble, como en Armageddon,
que una roca espacial pueda aniquilarnos
como a los dinosaurios de Jurassic Park.
A estas alturas del antropoceno postmodernista,
lo más probable es que nosotros
—reptiles descendientes de simios—
seamos el meteorito de nosotros mismos.

Según los bien documentados (y aun mejor peinados)
ufologos del History Channel,
ante tal apocalipsis zombi
lo recomendable es evolucionar como especie
hacia una incólume comunidad de cucarachas.
Nadie dijo que sería lindo.
Kakfa no lo recomienda, en todo caso,
y no por su persistencia absurda de existir
donde ni la vida las quiere,
sino porque son asquerosas.

Para algunos descorazonados, lo más bello
de las cucarachas es la música que producen
sus exoesqueletos bajo la suela del zapato,
como si la Novena del viejo Ludwig
estallase joroschó en el rasudoque del drugo Alex .
Aparte, con nuestro complejo protagónico,
¿quién querría huir cuando se enciendan las candilejas
y la luz bañe el escenario de tanto desmadre?

Por eso, hermanos, ¡yo me decanto por ser mosca!
Pero no arruguen sus delicadas naricillas
como si ya me estuvieran oliendo volar
sobre un perro podrido a la orilla de la carretera.
Esta mosca es un trazo de iridiscencia que surca el éter
para morir luego, concéntrica, aleteante, en el estanque
negro
de una taza de café con dos de azúcar,
pero no la sacariana de los torpes rimadores
que ni en sueños han logrado lo que las moscas pueden:
¡Coger y volar al mismo tiempo!

Volar, siempre turistas de la mierda y de la muerte.
Coger y en pocos días conocer generaciones.
Volar y coger, hermanos. Seamos las moscas:
que nos amen por los girasoles de nuestros ojos de alien
o que nos repudien por tan iguales, oscuras o verdes,
orgullosas de no ser el colorido lepidóptero
que Lorca eyaculó en las barbas de Walt Withman,
ni las melíficas fabriles de idos febriles abriles
con las que Machado nos comparaba
al tacharnos de vulgares como todas las cosas
que lo recordaban.
Que el odio no nos discrimine como los que mal aman
mientras predican su amor insecticida.

Belcebú, Señor de las Moscas,
patrón de ningún patrón en el vuelo de la civilización,
permite que goce, pulule, parasite mi estadio larvario
antes que de unas diáfanas alas lastren mis omóplatos
y los incautos me confundan con un ángel brillante
y llenen mi alcancía pidiendo un milagro.
Sabes bien que bajo este cielo solo quise ser una mosca.

15 de diciembre de 2023​

 

Bonito poema Pedro, muy original y con buenas imágenes. Un abrazo con la pluma del alma

 

Bienvenido al mile high club.

 

Gracias por deterte a leer y el por amable comentario a este texto, compañero José. Abrazos trasatlánticos.

 

No puedo con esto, XD. Entonces ese viaje de regreso de Cancún valió cada segundo... aunque fue en autobús, XD.
Gracias, Dragón, por tu presencia y tu ingenio. Saludos cordiales.

 

Me ha llamando la atención el título; es nadsat, joroschó; bueno o bien (eso creo) me gustaría saber quien es el drugo Alex, no sé si eso de drugo querrá decir mendrugo, je, je, como imagino sabrás se utiliza en España; “eres un mendrugo”, sabrás que significa “eres un bruto”, “eres un burro” o “eres un ignorante”.

Serás adicto a la pereza en otras cosas porque en este poema tas explayao a tu gusto escribiendo (me has hecho reír, no te molestes).

El poema, largo donde los haya, es bueno aunque tiene alguna falta de ortografía, me ha gustado, ya verás si me da por publicar unos raps que tengo de más de doscientos versos, je, je... nos vamos a reír todos.

Me ha encantado leer tus versos.

Abrazos Pedro.

Ma bía pirao, ya he vuelto, pues que las cucaracha ni en broma, hay cucharas voladoras en África pero ahora están subiendo hacia el Norte, han llegado a Madrid (donde nací y vivo), una noche de verano vi una en la pared del salón casi a la altura del techo, intente espachurrarla con un zapatilla pero la jodia salió volando, la perseguí hacia los dormitorios, en su vuelo se topó con mi cara (asco) y me dio un golpe en el pecho, la perdí de vista en la oscuridad... otra; una cucaracha enorme (no volaba) en el salón, la intento asesinar de un pisotón pero la japuta se zafa y se mete bajo el sofá. aparto el sofá y se mete a toda hostia detrás de otro sofá que hay al lao, aparece mi hermana y le cuento la movida, de pronto... el bicho está sobre una mesa pequeña y circular de mármol de un metro de altura, no sé como subió ese ser tan pequeño (para la escala del humano) a un metro de altura por el mármol resbaladizo en dos minutos, esta vez no se me escapó; la dejé despanzurrá de un zapatillazo, son autenticas supervivientes, con las tripas fuera y echa unos zorros aún movía las patas y las antenas... mare de deu.

Prefiero ser mosca sin duda aunque tenga que comer mierda, total; las cucarachas siempre andan comiendo cosas podridas y corriendo por la basura y las alcantarillas, me va a dar lo mismo pero mejor mosca.

Más abrazos.

 

Pues sí, carnalito, que no nos exijan milagros, que bastante tenemos con evitar los periodicazos de nuestra breve y frágil vida y del negro destino.
Y por qué no reivindicar el orgullo de nuestra condición de mosca-sapiens común (no incluyamos a mosquitos tigre, mosca tse tse y demás múscidos cabrones), ya habrá tiempo para involucionar a cucarachos zombis (ojo, que la mutación ya ha comenzado en algunas esferas terráqueas ), pero eso que lo sufran y peleen los que vengan, i`m sorry.
¡Qué bueno el Alex!, un cabronazo con estilo y con su melómano y nietzscheano corazoncito ... y lo joroschó que se lo pasaba aun sin interné
¡Qué bien te sienta el realismo, bróder! Hace poco le decía a nuestra Medusa favorita que deberías dar el salto, tu poesía empieza a ser cosa seria (más aún) .
Un fuerte abrazo, y una canción a propósito del Alex.

 

En efecto, joroschó significa lo que mencionas; es la adaptación al castellano de la expresión horrorshow, que es fonéticamente similar la palabra bueno (xорошо) en ruso. Anthony Burgess creo esta jerga artificial nadsat (adolescente) para su famosa novela La naranja mecánica, donde Alex es el protagonista y narrador. Drugo (droog) es esquivalente a amigo, camarada.

No, si yo también me he reído de lo lindo escribiendo este texto, y si encuentro cómplices, qué mejor.

Muchas gracias, Maroc, por tu lectura y tu enriquecedor comentario. Te dejo un cordial abrazo.

 

de la escala evolutiva de "las aves dinobrancosimiosaurios" a las moscas zombis y las cucarachas trols (aunque no lo digas) de ahí con creces ( los insectos son los que reinaron y reinan el planeta). En fin dos clases de evoluciones, las moscas y las cucarachas. Los 2 ven con fascinación la mierda. Pero como sea mataron a la abeja reina, es que las mieles y las cosas dulces son para todos pero ver belleza en la mierda es para unos pocos iluminados. Y más ahora que todos los curas, por los menos los más importantes están reafirmando una teoría de que Dios no existe, aunque ya lo sabíamos, hay que empezar a creer más en Belcebú y su señorío de entre las moscas.

Abrazos

 

A mi lo que me sorprende de las moscas es lo hábiles que son en su vuelo, casi las igualan los aviones esos puntiagudos. Un gusto leer tus relajantes poemas realistas.

 

Me has hecho el día, carnalazo, con la rola tan rompemadres.

Sí, en muchos lugares he leído que nuestro viejo druguito Alex es de los que llenan el perfil del súperman delineado por Nietzsche, sobre todo el que Malcolm McDowell personificó en la versión cinematográfica de Kubrick; el Alex de la novela es un tanto distinto porque su creador, Anthony Burgess, en el último capítulo de La naranja mecánica hace que su personaje evolucione moralmente hacia un repudio de la ultraviolencia y desee tener una casa con jardín, esposa que lo espere con la sopa calentita y un crío carcrando ña, ña. Burgess (tan burguesito, ja, ja) dice que esto significa crecer y aprender a usar el libre albedrío otorgado por el viejo Bogo, pero a mí me parecé que es como someterte voluntariamente al método Ludovico. Solo le faltaba decir que la violencia debe ser monopolio del Estado, y toda esa pinche cala.

Bueno, a mi la violencia me repele, pero hay pasividades que me repelen mucho más. Y como tampoco jamás he hecho caso de lo que me dicen que un hombre debe ser, elijo ser mosca para construir mi persona. Una súper-mosca, obvio, como las de Cronenberg.

Para tu foro realista tengo un par textos que esperan la perra labor de edición para ser merecedores. Va lenta la cosa, me estoy entrenando, le doy gas a los textos, pero como la carnala Romi dice desde su pedestal de oráculo en trance clarividente: Nunca vas a dejar de ser un pinchelíricodemierda, pelotudo. XD

Contigo siempre me quedo corto, carnalito Luis. Y siempre es un pinche gusto departir la sobremesa. Abrazos joroschó chingones.

 

Es que sus vectores de vuelo son sin duda impresionantes, compañera Luciana. Este invierno he observado más de cerca a las abejas; como no abundan flores, les pongo miel de piloncillo en una palangada, y en muy poco tiempo la desaparecen. Son hiperáctivas, hermosas y, bueno, ahora amenazadas. Me encantan, pero a las moscas las envidio desde que en una ocasión me entretuve en ver a un par muy romántico de estos insectos que volaban de un lado a otro -y yo con ellas, imaginando- hasta que las perdí de vista... por un instante: se habían ahogado en mi taza de café. Lo dicho, las envidio.
Gracias por venir y sumarte, es un gusto. Te dejo abrazos y buenos deseos.