Tatuado

Si lo logras comparte la receta.
Un abrazo, Marcos.

 

Me gustó mucho. Saludos

 

Mi estimado Maramin,
creo, imagino que hay recuerdos que permanecerán hasta la mañana siguiente de la segunda vida…también de que en lugar que mengüen al paso de los años estos crecen, y se nos quedarán tatuados mientras haya respiro.

Saludos y que pases un buen día de lunes.
Fidel G.

 

Un placer detenerse en sus versos amigo mío.
Un abrazo.

 

A veces pasa, que cuando se arranca la piel del pecho... salen pedazos de corazón.

Saludos Maestro y Amigo.

 

El amor grabado a tinta, es un volcán nunca se apaga. Lo corroboro. Un abrazo Maramín

 

Maestro, me apunto y admito, aúnque no soy de tatuajes, pero sí soy de las que lleva un nombre descaradamente tatuado en su alma. No, no me da pena decirlo porque su nombre lo he gritado, sí así como se lo digo al viento, por la Costa Brava. Muy bello su poema como siempre que nos comparte,
besos de colores desde mi mundo algo irregular

Posdata: Ah y por si no lo saben o se han dado cuenta se llama José María Ysmer Palazuelos (Chema Ysmer)

 

Ja ja ja pido disculpas mi estimado Maestro, creo que me desenfrené un poco en su exquisito poema y mi competario, pero eso hace a veces la poesía "provoca emociones fuertes". Es verdad, José María, poco participa en el foro. Sus obligaciones como padre soltero, el trabajo y su participación en algunos eventos de poesía en Madrid le limitan el tiempo, pero a veces le persuado a que entre y nos comparta de sus versos. Muchas gracias por todo su apoyo que le brindan, que nos brindan y espero estar en España este verano y disfrutar de vuestro país y de su bella gente. (Espero ver a Anamer)

Besos duplicados en la brisa

 

Precioso poema maestro, sin duda tiene usted un don para la poesía.
Los recuerdos son como un tatuaje porque son muy difíciles de quitar pero hay que mirar el lado positivo acordándose de sucesos felices, aunque también los hay tristes, así es la vida.

Le dejo esta inolvidable canción que algo dice sobre amor y tatuajes.

Él vino en un barco de nombre extranjero,
lo encontré en el puerto un anochecer,
cuando el blanco faro sobre los veleros
su beso de plata dejaba caer.
Era hermoso y rubio como la cerveza,
el pecho tatuado con un corazón,
en su voz amarga había la tristeza
doliente y cansada del acordeón.
Y ante dos copas de aguardiente
sobre el manchado mostrador
él fue contándome entre dientes
la vieja historia de su amor.
Mira mi brazo tatuado
con este nombre de mujer,
es el recuerdo del pasado
que nunca más ha de volver.
Ella me quiso y me ha olvidado
En cambio, yo, no la olvidé
y para siempre voy marcado
con este nombre de mujer.
Él se fue una tarde, con rumbo ignorado
en el mismo barco que lo trajo a mí
pero entre mis labios se dejó olvidado
un beso de amante que yo le pedí.
Errante lo busco por todos los puertos,
a los marineros pregunto por él
y nadie me dice si está vivo o muerto
y sigo en mi duda buscándolo fiel.
Y voy sangrando lentamente
de mostrador en mostrador,
ante una copa de aguardiente
donde se ahoga mi dolor.
Mira tu nombre tatuado
en la caricia de mi piel,
a fuego lento lo he marcado
y para siempre iré con él.
Quizá ya tú me has olvidado,
en cambio yo no te olvidé
y hasta que no te haya encontrado
sin descansar te buscaré.
Escúchame marinero
y dime qué sabes de él.
Era gallardo y altanero
y era más rubio que la miel.
Mira su nombre de extranjero
escrito aquí sobre mi piel.
Si te lo encuentras, marinero,
dile que yo muero por él.

Un abrazo Marcos.

 

Ciertamente, a veces es imposible olvidar y apaciguar ese dolor tan grande de quien se quedó tatuado en nuestra piel.
Tenía tiempo sin leerte, me encantó pasar por aquí.