Tenía tres años y vivía en Gaza

Ay! de este dolor hecho de metralla y luna,

ay! de mi niño, tan frágil vestido de polvo y sangre,

ay! que olvidé cómo era la risa en sus pequeños dientes de infancia,

ay! del abrazo que ya no podré darle al volver de la escuela,

ay! de la ilusión que se perdió en sus ojos para siempre cerrados,

ay! de su cuerpo que es una llaga abierta a la indiferencia del mundo,

ay! de mi niño, su carita de ángel no es más que un irreconocible despojo,

ay! de mí porque siento cómo crece el odio en el corazón de una madre.

 

ay! de todos nosotros, penabad57. Con el mundo tan revuelto y tan impredecible, necesitamos un milagro. Encantado de saludarte.

 

Es un grito de dolor que debería aturdir y dejar sordos a todos lo que deciden hacer guerra, debería fundirlos como si fuera un rayo. Gritemos todos contra ese genocidio despiadado. Un placer leerte.

 

Es penoso y duelen los lamentos.
Resulta complicado dejar de lado los mensajes de odio, pero es necesario apaciguarlos y procurar los acuerdos de paz.

Saludos.

 

Precioso y reivindicativo poema, un abrazo penabad

 

Más de 13.000 niños muertos en Gaza en 6 meses. No sé cómo los responsables de este genocidio pueden dormir tranquilos por la noche (si lo hacen, claro). Y como bien haces ver en tu último verso, además de dolor están "sembrando" odio a raudales, un odio (aún mayor si cabe) que traerá muchas y graves consecuencias, sin ninguna duda.
Buenos versos. Un abrazo, Ramón.

 

Lo peor no es que sean tristes, lo peor es que sean reales. Un saludo.

 

Un milagro, no, pero si un poco de humanidad en los corazones. Un saludo y gracias por la visita.

 

Me uno a tu grito. Gracias, Luciana, por leer y comentar. Un abrazo.

 

Gracias, Maramin, por tus palabras. Un saludo cordial.

 

Estoy de acuerdo y ojalá venga la paz, mientras tanto hay seres inocentes que mueren cada día. Un saludo y gracias por comentar.

 

El odio de cada una de esas madres traerá enormes consecuencias.
Un abrazo, Ramón.

 

un dolor hecho de metralla y luna. un verso jodidamente doloroso, penabad.

pero así es, y lo has dicho de manera trágicamente auténtica.

decía el ché guevara:

el odio como factor de lucha: el odio intransigente al enemigo, que impulsa más allá de las limitaciones naturales del ser humano.

en este siglo amigos, en que el que ya no la televisión, sino la idiotez de las redes sociales y las mariconadas han hecho creer que todo es rosadito y que la vida es un camino de rosas, las personas racionales hemos perdido la perspectiva de lo que significa el poder del odio.

pero los ultras nunca lo han olvidado, y en base a sus odios inventados y ficticios, han ido comiéndole la tostada a la gente buena del mundo. no perdamos nunca de perspectiva el poder del odio a los que hacen daño, porque como bien dice el ché guevara - a lo conde de montecristo- hace desaparecer limitaciones naturales, restricciones de clases sociales, importancia de las riquezas acumuladas, e incluso, ventajas tecnológicas.

salud pues chavalos.

 

Hay que cuidarse de no caer en discursos como este:

En cualquier lugar que nos sorprenda la muerte,
bienvenida sea, siempre que ése,
nuestro grito de guerra,
haya llegado hasta un oído receptivo,
y otra mano se tienda para empuñar nuestras armas,
y otros hombres se apresten
a entonar los cantos luctuosos
con tableteo de ametralladoras
y nuevos gritos de guerra
y de victoria.
Ernesto Ché Guevara.
[Publicado el 16 de abril de 1967 en un Suplemento Especial de la revista Tricontinental, mientras ya estaba (en secreto) en Bolivia, organizando la guerrilla. PFE.]
​

 

Gracias, José, por tu visita y palabras. Un abrazo.

 

Tu comentario lo podría firmar yo. Gracias, Luis, por comentar. Un abrazo.

 

Qué vergüenza, qué vergüenza. Siguen habiendo crímenes consentidos y dolores que claman al cielo... sin respuesta.

Justamente ahora estaba viendo en las noticias los esfuerzos de Isaac Rabin por alcanzar la paz contra un emergente líder de ultraderecha que hacía lo posible para que fracasara. Lo siguiente fue el asesinato de Isaac y la subida al poder de su adversario agitador, Benjamín Netanyahu... y aquí está. Nunca los extremismos podrán ser buenos.

Un abrazo, Penabad, con la vergüenza ajena que supone ver qué los genocidios siguen siendo parte de esta locura.

 

Un poema hondamente humano que eleva una dolorosa queja por tanta injusticia. No soy indiferente, me duelen el alma y el cuerpo por no poder detener estos horrores. Un poema profundo de alto vuelo lírico. Te saludo.

 

Desgraciadamente será así. Un abrazo, Sergio.