Los puños cerrados

Cuestiona siempre frontal, tempestuoso.
Ara la propia mente y resquebraja la tierra,
la humedece, la nutre esa actitud de pescador
en océanos de incertidumbres,
inmerso en la marea de la libertad.
¿Por qué dormir en la comodidad de una cuna
de certezas?
¿De pocas pero legítimas, de abominables
pero blancas rosas?
La claridad le daña los ojos,
a arrancarlos no se atreve.
Cuando haya demasiada luz
quiebra el cristal de una vez
que no asuste la ceguera blanca.
Deja pasar la luz en abundancia,
agita la rosa confortable
hasta confundir sus pétalos en la nieve
y te avalanches sobre la seguridad,
sobre los cimientos…
y con los puños cerrados
pongas al resguardo el futuro.

José Luis Galarza (Calchaquí, Santa Fe, Argentina: 2019)

 

Así debe ser, no encuentro otra manera.

Saludos

 

Excelente mensaje... tal y como tiene que ser.
Cordialmente: