Liras ligadas logran labrar los lúcidos locos

¿Qué, dirás, es la nada?
¿Una cama vacía y sin tu esencia?
¿Mi perdida mirada?
¿O en mi rostro la ausencia
que el espejo ha notado con frecuencia?​

 

Extraño la frecuencia
de tus versos pletóricos de amor
cargados de tu esencia
que me causan tremor,
mas ahora, tu ausencia da dolor.​

 

Muy decididamente
supimos transitar esos caminos.
Del fuego de la gente,
miedos, triunfos y sinos
aprendimos, venciendo a los molinos.​

 

Decido, a la tristeza,
declararle la guerra sin rodeos
pues tengo la certeza
que con sus merodeos
se evapora mi vida en ajetreos.​

 

Son solo devaneos
angustias y sin fin desesperanzas
el ver tus coqueteos
cuando les haces chanzas
a múltiples mujeres. Tus andanzas.​

 

Entiende que te herrumbras
si no les vas a dar un uso diario.
No sé si lo vislumbras:
tu cuerpo es un santuario,
voy a hacerte el amor como un corsario.​

 

Desmoralizadores
me son esos desdenes que prodigas,
pero enloquecedores
son tus juegos e intrigas
sutilmente mostrando el portaligas.​

 

Ahora mismo eliges,
o me voy a vivir con mi mamá,
pues si no te corriges
ya verás lo que hará
tu hombre; no lavará ni planchará.​

Ha salido un poco estereotipado, pero es lo que ha salido a mano alzada.

 

Eres policromía
en un tétrico cielo de plomo,
la inusual anarquía
en el tedioso tomo
que en vida escribo y cargo sobre el lomo.​

 

Era tu amor un cromo,
lucía brillo ardiente, deslumbraba,
no había ni un asomo
de perversión, ni aldaba
que encerrara ilusión, pues derrapaba.​

 

Cicuta, azufre y baba,
ponzoña, ortigas, dagas y trallazos
es lo que me brindaba
esta vida de trazos
magros, hasta que uniste mis pedazos.​

 

Hay una extraña arista
que reveló tu personalidad.
Para huír, pido pista.
Esa toxicidad
mixtura seducción con falsedad.​

 

Es esa falsedad,
que me produce encanto y la ilusión,
por tu facilidad
de hacer una canción
que promete que das tu corazón.​

 

Creo fundamental
darle paso al licor de las hormonas,
lanzarse en su fangal
como dos retozonas
almas sedientas de sensuales zonas.​

 

Siempre eres de esos seres
que dan todo de sí, sin preguntarse,
repartes tus quereres
y nunca hay que angustiarse
de perder tu querer y resignarse.​

 

Qué valor tiene amarse
si solo insiste en ser un huracán.
La ráfaga ha de darse
más cerca del volcán
que del sexo que es lúdico ademán.​

 

Se envasaron los hados
en la botella de los desconsuelos.
Sin futuros alados
no tendremos los vuelos
tan deseados para nuestros cielos.​

 

Se han cerrado los cielos.
Las estrellas se fueron cabalgando
descorrieron los velos
sin decir hasta cuando.
Mis ojos sin mirarte andan llorando.​