Gritaba tanto que se olvidó de respirar

Porqué gritaba Irene, me pregunto.

No nos puede rugir más que ya lo hizo,

gritos de odio, sentir de advenedizo.

No sé bien la razón. Odiaba y punto.


Y nos gritaba Irene, mal asunto.

Aquel día de Abril, rizando el rizo,

Vallecas despreció, barrio castizo,

buscando mejorar que a esto me apunto.


Nos gritaba tan fuerte y sin medida

que no supo centrarse ni en su Si,

sí que fue del Gobierno despedida.


Nos gritaba y no puede ser así:

insultar y volver a la guarida.

No quiero que me griten, ya viví.

 

La vida (y la ley), pide a ratos a detenerse y atender. Otras veces pide dejar de estar sentado y moverse.
Pero nunca falta el desatinado que se enoja porque quiere estar sentado cuando le impelen a moverse... y echa a correr cuando le piden sentarse y atender.

Saludos y que tenga buen día.

 

La vida y sus retos.

Saludos

 

Triste vivir para odiar.
Gracias
Cyrano