Liras ligadas logran labrar los lúcidos locos

Me encuentro fuera de eso,
el halo de perfidia que proyectas.
Ese enfermo embeleso
de pasiones abyectas
no será más que mañas interfectas.​

 

Por frases incorrectas
casi siempre acabamos discutiendo
cuando un error detectas
habla que te comprendo
la vida te la pasas corrigiendo.

 

Llegó con el estruendo
del que llega sabiéndose invencible.
Lucía sobrio atuendo
y el halo previsible
del mandamás burlón e incorrigible.​

 

Es que eres imposible
por más que yo te digo que te quiero
te haces el invisible
por más que yo te espero
te evades y no te hallo, desespero.​

 

La llamada que espero
me daña, me impacienta, me aniquila
las horas enumero
mientras sus redes hila
cómo la araña teje muy tranquila

 

Eres muy elocuente
expresando tu amor, sentir profundo,
Tu voz es tierna fuente,
suave placer rotundo
que me causa tremor y me confundo.​

 

Pervivo en un submundo
de dolor desde el día en que te fuiste.
En las horas me fundo
de esta ciudad tan triste,
y todo raciocinio se resiste.​

 

Hay un canto doliente
en mi pecho que guardo con silencio.
No me resulta urgente,
aunque algo me aquerencio
con la pena que, dicen, me sentencio.​

 

Palabras primorosas
que enciendan tu pasión al rojo vivo
me brotan ardorosas,
pero tu eres esquivo,
y me acusas de acoso posesivo.​

 

Me dices posesivo
yo me he entregado a ti completamente
¿Y a cambio que recibo?
le dices a la gente
que cambias de pareja muy frecuente

 

Quizá a lo cognitivo
no habría que asignarle tanto peso.
A veces, lo intuitivo
nos asegura el beso
que no puede obtener un sabio seso.​

 

Tan solo son instantes
aquellos que tu boca me concedes,
instantes delirantes,
pero nunca te excedes,
así logras tenerme entre tus redes.​

 

Entre cuatro paredes
las palabras se ahogan sin sentido.
Son sombras sin mercedes,
un eco tan perdido
que nunca en el silencio halló su nido.​

 

Lo que pudo haber sido
se revuelve en mi mente preguntando,
si no te hubieras ido
¿me estarías amando?
¿cuánto dura el amor aun palpitando?​

 

En un jardín curioso
donde el arce sus hojas va vertiendo,
un suspiro armonioso
de Eolo va trayendo
cierto canto que mi alma va meciendo.​

 

Este día lo enciendo
cual si fuera una tea que ilumina
y luego voy tejiendo
en forma paulatina
labor que por la noche me fascina.​

 

El calor que lo expide
va llegando en silencio y queda expuesto,
que la intensidad no mide
lo que piensa el resto,
de vergüenza he sudado... soy honesto.

 

No bailo ni el candamo
cada vez que me encuentro en tu presencia.
Solo, así me soflamo
por tener la cadencia
de un elefante en esta concurrencia.​

 

Me gustó tu ocurrencia
es que eres ingenioso y me sorprendes,
se nota tu experiencia
es obvio que pretendes
lograr que me enamore, así me enciendes.​

 

En la noche desciendes
en un suspiro suave, como el viento.
Es que tal vez pretendes,
con tu sereno aliento,
regalarme un hermoso nuevo intento.​