En mi último día... tengo tanto que decirte

Hoy, amor, en mi último día,
te miro con los ojos llenos de toda la vida que no cabrá en mis palabras,
y es que contigo aprendí a escribir en la piel,
a leer en tus suspiros las verdades que nadie más pudo contarme.
Te diría, si el tiempo me alcanzara,
que tus manos fueron siempre mis puertos,
donde atracaban mis barcos de sueños,
mis naufragios de silencios.

Amor, te llevo en cada verso que no dije,
en los besos que se perdieron en el aire cuando no estabas,
en las noches donde tu nombre era mi única oración.
¿Qué te digo hoy, si me queda tan poco de esta carne que te ama?
Te digo que fuiste mi eternidad en este breve segundo,
mi paz en medio del caos,
el poema sin rima que siempre quise escribirte.

Hoy, en mi último día,
quiero que sepas que te amé en los días de lluvia,
cuando los techos se derrumbaban y aún así soñaba con tocar el cielo contigo.
Que te amé cuando no lo entendías,
cuando el mundo me arrancaba las palabras y solo me quedaba la mirada,
esa que buscaba la tuya como una brújula ciega en mares tormentosos.

Quisiera, como Sabines, decirte que no es la muerte lo que me asusta,
sino dejarte sin saber que el amor que te tengo no morirá,
que en cada pedazo de mí estarás siempre,
como un faro iluminando las sombras de lo que fui.
Neruda me susurra desde el fondo,
y te digo que fuiste cada poema, cada metáfora,
la razón de mis manos temblorosas sobre el papel,
fuiste mi tarde más tranquila y mi noche más larga.

Te dejo mis palabras,
mis versos que se quedarán colgando en el viento,
como hojas que caen despacio,
y si algún día te falta mi voz,
cierra los ojos y escúchame en el susurro del mar,
en el rumor del viento,
en cada rincón donde el amor se atreve a vivir,
porque allí, amor mío, estaré.

En mi último día, te digo que no hay adiós,
porque te seguiré amando en los rincones invisibles,
donde el tiempo no toca,
donde nuestras almas se encuentran sin decir nada.
Y al final, te diré lo único que siempre fue cierto:
te amé, amor, te amé sin medida ni límite,
como el primer día,
como si este fuera el último.

 

tus versos reflejan, sin ambiguedad, esta incógnita verdad de ese amor que nos motiva hoy y siempre. Un Amor que nos espera, mientras urgamos en la materia algúna huella de lo que fue y seguirá siendo en la eternidad. Amor personificado, en nuestro caso que somos hombres, en una hermosa mujer ,que también nos busca, (acaso no nos hemos encotrado ya). Felicitaciones.

 

Sentimientos que se manifiestan en tus versos pugnando por encontrar esos momentos para declarar tu amor querido amigo.
Un placer siempre detenerse en tu obra.
Un fuerte abrazo o desde los cielos de este halcon.