Quisiera que fueras luz eterna

No hay pájaros en el sur de tu nombre,
espejos en la nieve y en el cielo las espigas
blancas de la virtud.

Llevo almendras en los bolsillos
como un anciano caminante que no confía en su suerte.

Y lloran por mí los teléfonos tirados al fondo de un mar
donde las palabras son de sal y las voces un sueño de sirenas.

Con tu perfil de junco buscas el agua que no brota de mi voz,
el río que es solo cauce en mis labios de piel cuarteada,
el delta infantil que te posee, atlántico.

Ni yo ni nadie podrá darte el abrazo de un ángel,
ni yo ni nadie te devolverá la luz que aún gime en la tiniebla.

Ni yo ni nadie podrá ser como tú, relámpago, espejismo,
fulgor que solo en morir halla su sentido.

 

Cuánta melancolía, Ramón.
Un abrazo.

 

Precioso el sentimiento de amor que transmites. Aún en su tristeza.

Dejo estos versos que me han gustado especialmente:

 

Hermosas letras.
Un placer leerte

 

Mucha, sí. Gracias, Sergio. Un abrazo.

 

Gracias, amiga, por tu visita y palabras. Un abrazo.

 

Sigo insistiendo, tus imagenes son tan precisas, tan pinceladas, tan certeras! Una hermosura.

 

Amo las explosiones que vislumbran el misterio de la inmensidad...
Siempre grato leerte querido amigo...te abrazo con todo mi cariño...
Nancy

 

Gracias, Laura, por tu visita y palabras. Un saludo cordial.

 

Dulce melancolía.Un saludo afectuoso,Sandra.

 

Gracias, por leer y comentar. Un abrazo.

 

Gracias, Nancy. Un abrazo.

 

Gracias, Sandra. Un saludo.