Consuelo de mis miedos.

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El ciego sol, la sed y la fatiga*
adormecen mi mente en el recuerdo,
mas la mente construye como hormiga
el nuevo porvenir y yo me muerdo
el alma por la pérdida infinita,
pues era mi universo, mis estrellas,
era razón de ser, era mi hijita.
Ella era el pozo de las cosas bellas.
También era consuelo de mis miedos
-no te apures mamá, no pasa nada-
me acariciaba el rostro con sus dedos
su carita curiosa y asustada.**
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*,** Versos tomados de Manuel Machado en, "Castilla"​

 

Bellísimo y sentido poema, Luciana! Me encanta leerte...

 

Gracias, Marcos, por tu amable comentario. Un abrazo.

 

Gracias, Alde, por tu amable comentario. Un abrazo.

 

Zulma, muchas gracias por tu gentileza al comentarme. Un abrazo.

 

Es que no hay dolor que se equipare al de la pérdida de un retoño: es como si todo el universo muriera, como bien dices, querida Luciana.
Gracias por seguir compartiendo. Te dejo mis afectos y abrazos.