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Demasiadas preguntas amiga Carolina muchas de ellas quedarán sin respuesta, pero otras son como axiomas permanentes que se manifiestan en la propia vida.
Un placer pasear por tus letras querida amiga.
Un fuerte abrazo siempre desde los cielos de este halcon.

 

Es un poema cargado de una deliciosa sinestesia que combina los sentidos del gusto, el olfato y el tacto con imágenes poéticas llenas de vida y naturaleza. Cada pregunta evoca un mundo de sabores, aromas y texturas que nos llevan a imaginar una conexión profunda y sensorial con la persona amada.

La manera en que se entrelazan los elementos de la naturaleza y las emociones humanas convierte este poema en un canto a los sentidos y al amor. Al preguntarse sobre "su boca", el poema trasciende lo físico y nos transporta a un plano simbólico, donde cada detalle es un puente hacia la esencia de lo que significa amar y ser amado.

Una obra hermosa, digna de disfrutarse lentamente, como los sabores y perfumes que tan vívidamente describe.

 

Buenas noches, queridos amigos José, Alde, Halcón. Es sencillamente una curiosidad... Gracias por los amables comentarios, sin duda hay preguntas sin respuestas, y es una mezcla de lo real y lo onírico. Abrazos.

 

Maravilla de poema. Hermoso. Un gusto leerte.

 

Es curiosa la tendencia a atribuir al amado lo que en verdad es virtud del amor, muchas veces injustamente. Quiero decir: todas estas hermosas cosas sobre las que bellamente te preguntas te serán dadas por tu propia capacidad de goce , quizás encendida por su boca... o no.

En estos versos hay algo raro, parecería que falta algo:
la partícula de arena
cuando trasegó el desierto?

abrazo
Jorge

 

Muchas gracias por tu amable comentario, querida Luciana.

 

Musador, Jorge, eres curioso en verdad
Tu comentario es una realidad. El poema fue escrito para una persona que por el ambiente en que estaba había vientos que traían esa arena. Aquí, aunque no vivo en el desierto, nos llega la arena a la cara por la condición Santa Ana o Santana. Entonces, si tocaba sus labios, podía estar esa arena que no nos damos propiamente cuenta. Igual que besas el sudor de la persona amada, mi marido me decía te gusta la sal cuando le besaba su cuello. (Aquí me ando riendo, recordando).

 

Estoy muy orgulloso de mi curiosidad, eje del deseo, por cierto. Acerca de ese verso... he disfrutado de besos arenosos, no era ese mi problema: solo para que entiendas mi objeción, te propongo una alternativa: «que trasegó del desierto»...
abrazo
J.

 

Ya tengo quien me corrija o me de sugerencias, me parece bien. Yo trato de autocorregirme desde mi oído y no por conocimientos literarios propiamente, solo soy lectora y escribo de corazón.
Saludos, querido Musador.

 

Me quedé pensando... el problema era que, como estaba redactado, aparecía la partícula como sujeto de «trasegó», por eso me sonaba mal.
saludos, querida Carolina

 

Releyendo me di cuenta del error, tenías toda la razón, por eso lo corregí.