Las locuras de Benot

Ser de temores y sin corazón.
De panteón.
Hablo de un ser repugnante, la Muerte,
aunque a las veces, un ángel con miedos
casi mundanos,
tétrica, inerte,
llena de enredos.
Ve con sorpresa pequeños humanos,
con su maldad indecible la espantan.
Sola, pregunta a los Cielos
cosas de enigmas que pronto quebrantan
su voluntad.
Sufre, del hombre, desvelos.
Llora con madres por tanta impiedad.

Notas: Este fue un 1-4-7-10... La pintura es del incomparable Zdzisław Beksiński.​

​

 

Susurro de amor.

Tu voz me acaricia con viento de aroma, susurro de amor,
tu canto es sustento que engrosa la rama brotando su flor.
Caricia es tu mano que escribe tu verso causando tremor
y vibra mi pecho y mi vientre con dulce calor.

Tu boca que toca, que besa, me incendia pasión
inicia en mi cuerpo latidos que avanzan con trueno, explosión.
y bulle mi sangre que siente tu sangre que inicia la intensa pulsión.
Mi cuerpo resuena en tu cuerpo con llanto y canción.
​

Versos con acentos en:2, 5, 8, 11, 14, 17 y 20, o sea cada 3 sílabas

 

¡Horas inciertas nos urden tiranos detrás del telón
de las risas de actores de fibra indecente y honores del don del cañón!
Les daremos batalla, temblando y llorando, ¡no importa!, en febril rebelión,
si su causa es innoble. Con tinta y con sangre se yergue el airoso león.​

Este, pensando un poco en los hexámetros de cinco dáctilos de Rubén Darío (ver “Salutación al optimista” si interesara), es un continuo de dáctilos en toda la estrofa. Lo veo simplemente como un buen ejercicio mental.

 

Días sin sol.

Escucho el silencio no está tu canción
y miro las sombras que están sin tu luz.
Tirito en el frío, tu abrazo no está
y el sueño se duerme vacío de ti.
No quiero buscarte pues ya para que.
Los años se cansan de tanto soñar.
La vida se acaba, ya pierdo vigor.
Dulce de la noria no puedo extraer.
Me rompo en fracciones de ciento y millón.
El viento me arrastra, ya no soy más yo.
No puedo ser somos, soy solo vacío,
llanto que pulula los días sin sol.​

 

Tal vez quisiste sacar de ese 2-5-8-... al último y al octavo. No lo sé. Según Benot, versos con otro ritmo eran válidos.

Hay caras distantes en este arrebol,
recuerdos sin fecha en un bello sudario
magenta, que llegan inquietas.

Las malas me rondan, en este crisol
con aires de extraño bestiario.
Las buenas se funden, ya en nubes violetas,

me dicen que aún no me tocan ponientes.
Es raro que el Sol, que se muere en instantes,
no logre opacar las memorias.

No tengo ya penas pendientes
y menos, espacios vacantes
en mí. Los llenaron las simples victorias.​

 

Buscando en tu noche.

Mi mente se crispa de puras euforias,
no nace el poema, no encuentro materia,
no cuaja, se escurre, no inicia el cristal.
No importa tu boca, tu voz, o tu ritmo,
te encuentro vacío, tu imagen no brilla.
Pa' mi estás ausente, no obstante que escribas
tan bien redactado, tan fino y profundo.
Estás, mas no vienes, te quedas muy lejos.
Te vas con tu silbo
buscando en tu noche, en tu lluvia, las voces
de las resonancias, que pueblan tus sueños.
Recuerdos te quiebran, tus ansias febriles
te encuentran temblando, añorando otro aliento.​

 

En el momento
que pino y haya conversen con aves,
debiera el viento
guardar recato.
Hojas y agujas murmuran los suaves
cuentos sinceros,
verbo sensato
de un tiempo fértil, sin humo en eneros.
Es otro tiempo, de lenguas en llamas.
Se quiere u odia por partes iguales.
Hay, del consumo, programas
y los desastres serán naturales,
nos dicen hombres con rostros de cera
y oro en sus camas
minado a sangre en un sol de frontera.

Incendios en Los Angeles
​

 

Te llevo por dentro.

Cuando quieres irte me nace la fiera,
instinto me bulle con ansia que hierve.
Quisiera tenerte ligado a mi cuerpo.
Que no hubiera día, la noche es espejo, refleja a tus ojos,
tu boca me envuelve con besos, palabras y silbos que arrullan.
Tu ausencia es vacío con frío silencio,
El sol que no me habla mas tiene tu brillo.
El día no canta mas suenan los trinos.
Los ojos sonríen al ir al mercado,
me ofrecen las flores, las verdes lechugas.
Me enredan ofertas que son vocingleras,
su canto me acoge y me mueve su ritmo
y surgen canciones que ensalzan tus ojos,
me nacen del alma, te llevo por dentro.
El paso tú sigues, sonríes y cantas, me llenas de risa,
porque estás grabado por todos mis sitios,
mi boca, mis sienes y mi pensamiento.​

 

Existe un mundo de seres contentos
de ser las piezas que encajan perfectas
en las paredes abyectas
alzadas con descreimientos.
Infamia incólume en simples ladrillos
humanos que la componen, sin sus señales
de vida.
En sus confines, existen pasillos
donde dormita el cañón de sus males.
Esperan prestos un sol homicida
que anuncie, sin demorarse, el olor
a carne ardiendo
en un famélico atuendo
de verde oliva y temor.​

​

 

Fiesta.

Pensar el pasado me causa temor,
hay tiempos que fueron de lucha y tortura.
Muchos no resueltos me encaran a gritos
y no quiero oírlos me duelen y agobian.

Prefiero pensarte, buscarte y quererte
porque eres presente y futuro y promesa.
Promesa que brilla y me ciega al espanto,
y tiene tu ritmo, tu baile y canción,
que me hace una fiesta si estamos los dos.

Es fiesta que alegra y me llena de risa
la risa es regalo de dulce ambrosía
que suena y resuena en las noches oscuras
y me pinta el alma en colores alegres.

De risa y colores destilas tu verbo
y bebo tu copa que me hace soñar.

​

 

Quiso soñar
un disfraz de suplicios.

Quiso
querer precipicios
poblados de un sol insumiso,
radiante y sin más que su sexo y sudores.
Feliz, devoró sus principios
del plato en un piso
sin flores.​

Nota: Solo en dáctilos se hizo. La estrofa romboide es una concatenación de los mismos.

 

Voz de sirenas.

Recorro tus versos, los de arte sensual, de placer pormenores.
Te miro desnudo apretado en sus piernas
besando su pubis, sus senos tan tersos.
Te ahogan cabellos que brillan de negros,
que espejan tus ojos, tizón de recuerdos.
Y soy la voyeur, enfocando reflejos.
de erótico ritmo, de rima y medida
y tejo mis sueños perdidos en mares
de espumas, tritones y voz de sirenas.
​

 

Te ha quedado bueno, pero esta vez no cambio la rima del anterior para enganchar la cadena. Esa estructura romboide de dáctilos me daría un gran dolor de cabeza.

 

Ups, perdón, ya he corregido. Gracias por indicarlo Ermenegildo. Buen día.

 

Vives contando tu penas
mientras olvidas que el Sol
nunca rescinde su rol,
presto de luz, de mecenas.
Nota la estrofa en tus venas,
busca ese rumbo que escondes.
Febo te inspira aunque rondes
negros momentos sin él.
Deja que llegue a tu piel,
que ame y verás que respondes.
​

 

La noche es opaca.

¿Dónde vas? ¿qué escondes?
¿Dónde vas dejando palabras de amores?
¿O dónde se pierden, sin un remitente?
¿Dónde está tu centro de giro?
¿Divagas, perdido, sin norte, sin brújula?
¿O estás aterido, juntando memorias sin orden de olvido?
Te vas desgajando, la suerte te ignora con tiempo que aburre.
¿A dónde el primor de tu verso,
el brillo, el candor, tesitura?
Extraño tu voz y su magia que asombra.
Su luna, su estrella, su música lúdica.
No encuentro el sendero, la noche es opaca.
La luz de tu verso se extingue, se apaga.
Me cae el silencio y el cielo nomás se derrumba.
​

 

“El pozo y el péndulo” (a Edgar Allan Poe)

Péndulo parco, eres tumba,
lápida escrita, mi fecha
pronto a grabarse, mi endecha
muda que cólera arrumba.
Cruel tu vaivén, que sucumba
dentro de este hoyo de espera.
Llama esa Muerte agorera,
de aves oscuras y hambrientas.
Sigues trayéndome lentas
danzas del fin que me urdiera.​

Nota: la dejo en 1-4-7 estrictos. Fue hehco pensando en aquel cuento de Edgar Allan Poe, donde un prisionero de la Inquisición era torturado en su celda con un péndulo.

​

 

Golpeando el teclado.

Para ser sincera
te busco la voz, la palabra y me yergo enhiesta
como si te viera, sonriera y tocara,
y logro sentir tu presencia.
Es tu ser y estar sensación que acompaña
con ceño, sonrisa, murmullo, opinión.
Y somos los dos golpeando el teclado,
girando en los versos, en pasos de un tango
con ritmo y abrazo en un vértigo presos
sintiendo el aliento que es beso de amor.

​

 

Me encantan estos versos.
Me fascinan piano y bandoneón.
Esa melancolía que duele
y a la vez eleva el espíritu,
para dejarlo caer desde lo más alto.
El cuerpo se retuerce
entre los dolores
y esa sensación te hace ver
que sigues vivo,
soportando,
padeciendo,
para seguir sintiendo
los sentidos arrastrados
y saber,
que se puede amar
lo lejano,
lo ajeno,
lo ido,
que aún no ha marchitado,
las sombras deslizantes
de su compañía...
Soledad...
Soledad...​

 

Maravilla. Hermosa respuesta.

 

Realmente, me he perdido cualquier ritmo "Benotiano" en la más reciente entrega. Por más que busqué entre ellos secuencias claras de iambos, dáctilos o anfíbracos, como indica el desafío, no las veo. Igual gracias por pasar, Dragón.

AUTOEXILIO

El mar le cargó soledad
a un ala cansada del sur y su viento.
Sin más que su edad
temprana y un sueño sediento
partió en un momento
con poco en la piel, un morral que son notas
en blanco que esperan su tinta.
La suerte es amague y es finta
a jóvenes prestos al vuelo de simples gaviotas.​

 

Sin ecos.

Me invades tristeza y me agotas.
La voz se me escurre en racimos de lágrimas.
El día me oculta su luz milagrosa
y todo está oscuro y silencio, sin aves.
La lengua se tuerce y su canto perece.
La voz del pasado se atrofia y recula
y no hallo resquicio que apoye mi pena.
Me saben amargas las voces del tiempo.
La vida se quiebra y el rostro refleja
la piel de los años, tan seca, tan magra.
Espejo sin brillos, sin voces, sin ecos.​

 

Son rellenados los huecos
de una acuciante memoria inmortal
en bodegones resecos
de una vivencia normal
y humanidad que se precie de tal.

Y sin embargo, pervivo,
con el licor que me abraza por dentro,
con un recuerdo abusivo
pirograbado en mi centro
con las quimeras de un mágico encuentro.​

 

Halcón de mi sueño.

Mi voz está ciega, el sendero no encuentro,
palabras le fluyen de libre vertiente.
Te busco en la noche mas tu alma silente
no deja señales y oculta su centro.

No escucho tu aullido de halcón de mi sueño.
Tu vuelo tan alto que avista llanuras
no allega su paso por estas honduras
y así mi palabra no logra su empeño.

Se pierde del verso que voz encadena
a sus abalorios que expresan del alma
sentimientos puros, alegres, de calma.

Ya no me abandones en esta condena
que llaga mi verso, lo quiebra, lo rompe
y vaga sin tema de amor, se corrompe.
​

 

Aunque el mundo la suerte nos trompe*
en sus giros de Sol y de Luna,
lo que el ciclo jamás nos corrompe
es la piel que nos danza, oportuna,

su llegada sin más que el abrigo
de una noche desnuda y sedienta,
el calor de las copas del trigo
de Neruda, que todo alimenta.

Robarán esas nubes celosas
que no ocultan a veces su acecho,
tu mirada que es brillo de diosas
en un día en que estalle mi pecho

con la herida mortal de un acero
que es la carencia de amor verdadero.​

* intr. Jugar al trompo. U. m. en Cuba y Ur.

 

Como luz de luna.

Como luz de luna que alumbra el sendero
entras en mi sueño sin voz, sin aviso.
Tu luz se empodera de mi alma y preciso
despliegas temblor en mi piel que yo espero.

Temblor enredado en la crin de caballos
que van cabalgando sin tiempo, la noche,
y estrellas estallan haciendo derroche
de luces y gritos, de amores vasallos.

La luna sonríe y escapa del día
que lleno de sol alegra mi canto
y adorna con flores mi eterno quebranto.

En tiempo y distancia, la vida tardía,
construye universos de estrellas y lunas
envuelta en leyendas, misterios y runas.

Y a veces lagunas
de espejos ladrones como un traga luz
regalan sus brillos a mi alma sin luz.
​

 

Asomó su testuz
aquel ángel mortal,
en un día que el mal
se arropara de luz.
Arrastraba la cruz
de una llama en desuso.
Fui invasor, el intruso
de su intacta inocencia,
pero orné la experiencia
con la cual se repuso.​

 

Temblor de amor.

Lo llevo en el alma señor y es que puso
un temblor de amor en mi pecho
y al ritmo le ofrezco derecho
un canto que brota confuso,

sin regla ni son, pero intenso
que me hace gemir pues me duele
de tanto placer que me impele
a cantar mi amor tan inmenso.

Se cimbra todita mi piel
a un toque de suave caricia
que empieza en el pie hasta mi centro,

brotando torrente de miel
que causa en su boca codicia
y goza logrando su encuentro.​

 

Siempre llevamos adentro
cosas secretas que mueren de a poco.
Libros vedados de paz, un encuentro
nunca esperado y soñado tampoco,
cuatro valijas privadas de un ala,
esa mujer que jamás se distingue
entre la buena o la mala,
sexo bilingüe,
fuego y caricia, tortura y consuelo.
Llevo escondido un arcón de memorias
cruel y pacato a la vez.
Risas y ratos que fueron pañuelo
sucio en las tintas de historias
libres de deudas por su pequeñez.​

 

Vórtice negro.

Busco de tu voz calidez.
No el pensar profundo, tu acierto.
No es la luz que ves en lo oscuro
pues me hace sentir tan desnuda ante ti.
Porque lo que digo me muestra y descubre.
Desnuda te busco y me entrego.
Verso es mi perfume y es mi ritmo cadencia.
Mi palabra boca y caricia mi voz
y es el sueño tálamo, vórtice negro, pasión derramada.​