Inflación y resecamiento

Cuesta la vianda
más que el sudor de la frente

cuesta la cama
tendida como una trampa

pero más cuesta la honestidad
sin aspaviento ni reembolso.

 

Tremendas verdades, el último valor es el más caro, para resolver los dos primeros muchas personas pierden el tercero. Este poema es más bien para filosóficos. Profundo pensamiento el tuyo.
Siempre un gusto leerte.

 

Cuando la honestidad te la inculcan desde la cuna con el ejemplo no cuesta nada ...
un placer leerte
saludos cordiales

 

Gracias por verlo así compañera.
Hemos perdido muchas cosas.
Lo que no podemos resignar es la vergüenza.
Un abrazo.

 

Gracias Alde. Gran saludo hasta tu isla.

 

Es verdad luna. Y es justamente en lo que más se está escatimando: la educación.
Un abrazo y gracias por darte una vuelta.

 

Ya lo dijo don Alfredo:
"Porque amar y cantar, eso cuesta".

Gracias por sus versos.

Un abrazo desde la otra banda del Plata (lindos recuerdos tengo de cuando cruzaba todos los días el puente para ir a laburar a Paysandú).

Lisandro

 

Como estás Lisandro, gracias por pasar.
Qué bueno que traigas a don Alfredo,
siempre vigente y necesario.
Así que estuviste por la Heroica, un lugar con mucha historia y dignidad, la figura de Leandro Gómez estremece.
Un abrazo.

 

"Heroico Paysandú, yo te saludo"
¡Se me pone la piel de gallina!
Allá por el 2011, casi por casualidad, un librito mío, de cuentos, de temática histórica, se publicó. Una publicación muy humilde, pero publicación al fin. En mi ciudad natal. Y allí hicimos una presentación. En la presentación, quien prologó el libro, Eduardo Zanella, investigador histórico, sin que yo ni nadie lo previésemos, habló, entre otras cosas, de aquella gesta de Paysandú.
Luego de la presentación en sí, algunos amigos músicos hicieron lo suyo. Uno de ellos, Leo Preto, también sin que yo ni nadie lo previera, ¡cantó aquella maravilla de Gabino Ezeiza! Él la había preparado sin tener la menor idea de que Eduardo iba a hablar de eso.
Años después, cosa más imprevista aun, me tocó vivir frente a Paysandú y viajar a allí periódicamente a trabajar. Hacía mantenimiento en una industria citrícola. Trabajaba para una empresa argentina que eran unos chantas. Pero la gente de Paysandú era una maravilla. Es un recuerdo que llevo indeleble en mi corazón.
Otro abrazo.

 

Gracias por compartir esos recuerdos Lisandro, es una forma de volver a vivirlos.
Gran saludo.