Qué de qué (dos casi sonetos)

Poemas no presentados para un ejercicio sobre las recurrencias, propuesto en un taller de poesía al que no he asistido.


Qué de qué (dos casi sonetos)

Uno

Qué inútil es soñar en un papel,
qué raro es que no apene la belleza,
qué fina es esa raya entre la piel
y el grito que se esconde en la tristeza.

Qué torpe es el amor cuando tropieza,
qué inmenso es el temblor de la derrota,
qué dulce es el sabor de la pereza
sin la sal del dolor que te alborota.

Qué fácil si te llamas primavera,
qué cruel es el pesar cuando exagera
su forma de decirnos que existimos.

Qué humano es ser ceniza y ser hoguera,
qué necio es comprender lo que perdimos
buscando lo que nunca nos espera.


Dos

Qué fríos los portales del recuerdo,
qué triste es descender sin melodía,
qué duro es desear lo que me pierdo,
qué larga es la condena de otro día.

Qué breve es el fulgor de cada intento,
qué caro es el amor que se amortiza,
qué amarga la oración del desaliento
cuando el alma se rinde y cicatriza.

Qué bello es el placer cuando regresa,
y aún más cuando la duda ya no pesa,
qué miedo da mirar bajo la manta.

Qué cierta es la verdad que no se expresa,
qué absurdo es convertir lo que me espanta
en sonetos que a nadie le interesan.

 

Los qué existenciales aglomerando sus sentencias.
Un abrazo, Efejota.

 

Una sola vez fui a un taller literario. Bah, fui dos veces, al mismo taller. Yo tenía quince años. La primera vez la consigna fue hacer un soneto. Lo tengo guardado de recuerdo en alguna caja con papeles viejos. Creo que empezaba así:
Un soneto me piden que escriba,
un soneto les voy a escribir...
Creo que ni siquiera lograba ser un soneto, además de ser un texto horrible. Desde ese día no me gustan los sonetos.

Le confieso que estuve a punto de abandonar la lectura en la mitad del segundo soneto, pero algo me dijo que no lo hiciera, y el final me dio la razón. Me hizo reír con gusto. Si yo lograra cada tanto arrancarle a alguien una risa así, me daría por satisfecho. Tiene usted buen instinto para los finales. Si algún día se dedica a escribir cuentos, ese instinto le va a ser de utilidad.

Desde el otro lado del océano, un cordial saludo de otro que convierte lo que le espanta, en versos que a nadie le interesan.

Lisandro

 

Bellos poemas muy originales y que mueven a la reflexión... Saludos.