Estelas en los alambres

Cuando el mar se me extravía
busco ventanas en la arena,
escarbo donde cae mi escafandra;
encuentro huesos de olas rotas,
conchas de inscripciones sepultadas
con tierra de moluscos en la boca.
El foso se inunda de tinieblas
que de a poco se vierten en la noche.
Desnuda de agua a medio ombligo,
la luna no teje crestas saponinas
ni se deja abrazar por su reflejo destrozado
en el malecón de las estatuas.
Levanto un castillo de rescoldos
para pertrechar el último fuego asediado
por la humareda, las cenizas, el frío.
En la urna de vidrio rutilante
escondo lo que queda del océano:
una perla que se hunde en su blancura
hasta tocar su grano de sal encendido.

08 de abril de 2025​

 

El único que puede dragar ese mar profundo eres tú. Un abrazo, Pedro.

 

Maravilla, lástima que has perdido el mar, ansia de olas infinitas. Un placer leerte.

 

Yo digo que vos sos el mar, todo inmensidad e intensidad...
Si te perdés, yo te busco y ¡ay de vos!
Jajajaj

Abrazo re y chanclazo pior.