Silencio de semana

Y esta paz

Esta rarefacción que se descuelga

de las palabras

Este aliento de caliz condensado de palma

navegante

te hace desfallecer como un

sindicado de calvario.

Como el globo que busca

el pie martiriza la tierra

Y las muñecas se adueñan del sacerdote

de cuarenta pasos.

La lengua deja de timbrar

Y los ojos hablan.

De rodillas

el hombre es una fogata

angustia capital del que no abraza

El silencio termina en nudo

Y otro muerto aborda una cruz...

 

Me recuerda aquí en España en la época de Franco cuando la semana santa era como si todos estuviésemos de luto, algo que en la iglesia es muy corriente, sacrificios, sufrimientos y vivir muriendo,

todos pecamos y nos llevaremos a la cruz las desvergüenzas de vivir, no hemos venido a ser felices, sino estamos abocados al fracaso y a sufrir, y mientras más se sufre más ganado tenemos el cielo,

semana santa de silencio, de rodillas y esperando la muerte, eso fue lo que yo intérprete de tu poema,

me hiciste pensar y esta es mi respuesta, me gustó lo que escribiste, feliz tarde Marquelo, un abrazo,

en rarefacción, se te intercalaron las vocales

 

Saludos Alde. Muy amable.

 

Muy amable Mayca. Tuve un dislate. Gracias.